Ríe, y su carcajada tiene notas
del agua fugitiva;
llora, y es cada lágrima un poema
de ternura infinita.
--Bécquer--
Se casaba el rey Alfonso XIII, y las casas reales de todo el mundo estaban invitadas a la boda, entre ellas los reyes de Inglaterra y un apuesto marajá de la India.
Una comitiva de carrozas reales desfilan por el Paseo del Prado camino ya de Palacio, una muchedumbre de gente abarrota las calles. De pronto una carreta, la más lujosa, se detiene delante de una chica que estaba en primera fila, y un tipo elegante, atractivo, asoma la cabeza por la ventanilla, la mira fijamente durante un tiempo interminable ¿Es posible enamorarse así?
Es posible.. La chica se llama Anita Delgado, una malagueña que no se quiso perder el desfile. Por cierto, Anita, recién llegada a Madrid, hacía sus primeros pinitos como bailarina en el teatro Kursal, era guapísima. El tipo que se fijó en ella era el Marajá de Kapurtala, príncipe de un pequeño reino de la India..
Tras aquel primer encuentro en la calle, el marajá investiga, averigua, y se entera que Anita baila en el Kursal. Y allí se presenta una noche. Le hacen hueco, le agasajan, es un gran personaje..
Pero él no se atreve a hablarle, además no entiende español. A través de emisarios le envía cartas a Anita. Es muy rico y poderoso. Quiere casarse con ella. Ella se niega. El marajá vuelve a la carga; todas las noches va a verla al Kursal. Insiste, persevera, se empeña en llevársela a la India..
Anita se resiste a los deseos del marajá. Teme ser sólo una más en el harén del monarca. Pero la convencen, su familia es pobre y siendo la esposa de un príncipe sus problemas económicos se resolverían.. El marajá le promete que sólo ella será su esposa legítima. Y vuelan a la India...
La boda se celebra por todo lo alto. Cuarenta y siete elefantes ricamente engalanados encabezaban el interminable desfile. En uno de ellos iba Anita, preciosa, vestida de majaraní. El pueblo llano la saluda, le hacen reverencia, la quieren..
Y pasan los años, hasta veinticinco, en los que Anita ha sido feliz en la India. Viaja mucho, disfruta de todos los lujos inimaginables. El marajá, siempre estuvo enamorado de ella, incluso tuvieron un hijo.
Pero se acaba el amor..
Se divorcian y Anita abandona la India. Su hijo le acompañó. Regresan a Madrid.. El marajá le prometió que mientras se mantuviera soltera, a ella y a su hijo nunca le faltaría de nada. Y así fue.
Al morir su exmarido el marajá, se casó con su secretario, Ginés Rodríguez, del que hacía años estaba enamorada y con quien mantenía un amor secreto..
Anita murió en 1962 y está enterrada en el cementerio de San Justo en Madrid.
Joaquín
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