Mis caricias pagaste con exceso,
como pagan las flores al abril;
mil besos, ¡ay, madre! me dabas por un beso,
por un abrazo mío tú me dabas mil..
--Espronceda--
Un vestido le regaló el embajador de Francia a la reina María Luisa por su cumpleaños, pero, ¡Oh, qué vestido!. El último grito en lujo y elegancia de París era, y pensaba estrenarlo en la fiesta de Navidad que la Duquesa de Alba, Cayetana, solía dar cada año en su palacio de Buenavista
Pero, ¡Ay!, la presumida reina María Luisa no se le ocurrió otra tontería que enseñarle el traje a sus "amigas", la duquesa de Benavente, la de Osuna y la misma Cayetana; con todas se llevaba fatal..
Esta Cayetana de Alba era una tipa de armas tomar, y ganas le tenía a la reina. Así que, miró hábilmente todos los detalles del vestido, incluidas las etiquetas... Se fijó especialmente en la que indicaba la casa de moda donde se fabricó.. Luego desplegó una sonrisa maliciosa, se excusó y salió a toda prisa para su casa.
Ya en su casa, se reunió con Constante, su fiel administrador, y urdieron un plan:
---¿Te has enterado bien del asunto?---le dijo---bien, pues dispondrás de lo necesario para que todo salga a pedir de boca, le ordenó a su criado
A la mañana siguiente unos sirvientes suyos reventando caballos y abreviando noches de sueño salen hacia Paris. Mucho dinero pone en manos de las costureras parisinas.. Y en un par de semanas de vuelta a Madrid con las mismas prisas y con la mercancía preparada.. Todo está arreglado. Ahora a esperar a la gran fiesta de Navidad en su palacete y a recibir a lo más granado de la realeza y aristocracia española..
Y llega el día.. El salón está exultante, luces, guirnaldas, mesas engalanadas y vajillas de oro y plata. Van entrando los invitados.. ¡Oh, silencio, llegan los reyes!.. Carlos IV y la reina María Luisa, la reina, guapísima con su vestido parisino.. causa admiración.
---¡Qué vestido! ¡Qué elegante! ¡Qué original!---exclaman todos
Cayetana sale a su encuentro, les saluda, les hace la reverencia protocolaria.. Se acomodan los monarcas.. Todo el mundo se sienta en los lugares designados.. Se da la orden para la cena. Entran las camareras con sus bandejas dispuestas a servir las mesas, pero...
---¿Qué pasa?---preguntan sorprendidos algunos invitados. Se levantan. Miran a las camareras.. ¡¡Dios mío, vienen vestidas con el mismo traje que la reina de España!!, comentan alucinados.
Sí, amigas, lo que habéis oído, Cayetana uniformó a sus criadas con unos vestidos exactamente iguales que el de la mismísima reina, ese "tan especial" que el embajador de Francia le había regalado. La burla le costó un pastón a Cayetana, pero eso a ella ni le importaba.
Ni os cuento la cara de la reina María Luisa. Por supuesto no tardó ni dos segundos en abandonar el salón de Cayetana.. Cogió la mano del rey y salieron echando leches del palacio de Buenavista.. El estupor general fue apoteósico.
Joaquín