jueves, 18 de febrero de 2021

A preguntas necias...

                                                                                  





Donde habite el olvido,

en los vastos jardines sin aurora;

donde yo solo sea

memoria de una piedra sepultada entre ortigas

sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

--Luis Cernuda--



Andaba Jesucristo una mañana visitando el Templo de Jerusalén; de las pocas veces que se acercó por allí. Al pasar delante de un grupo de judíos saduceos que hacían corrillo cuchicheando entre ellos, uno se adelantó y le preguntó en plan guasón:

--"Maestro, a ver si nos despejas una duda: una mujer que se ha vuelto a casar después de enviudar, ¿de quién será esposa cuando los muertos resuciten, del primero o del segunda?"

Jesús, sin inmutarse demasiado, respondió: “Los resucitados no tendrán esposa ni marido, serán como ángeles del cielo”.

Jesús salió airoso del embrollo de la pregunta pero, apuesto que os desconcierta la respuesta. No sé yo si esa aclaración os contenta a todos, porque.. 

¿Qué pasa entonces cuando muere un ser querido y todos vaticinamos con esperanza: 

--"Te quiero. Espérame allá en el cielo. Volveremos a estar juntos"

Y no digamos cuando el que se muere es la pareja y, compungido, el que queda vivo dice aquello de: 

--¡No te preocupes, cariño, continuaremos nuestra historia de amor en el cielo!. Porque si los muertos son ángeles asexuales, qué podríamos pensar.

Por cierto, los judíos saduceos sólo admitían el Pentateuco como libro revelado por Dios, (los cinco libros primeros del Antiguo Testamento) y no el resto, por lo tanto no creían en la resurrección de los muertos..

De las tres facciones judías, Saduceos, Fariseos y Esenios, Jesucristo, parece ser, era de estos últimos.

En fin..





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