Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
--J. R. Jiménez--
Imaginaos la escena: corre el año 1974 (el que esto escribe es quinceañero), en el Convento del Carmen de Fuente de Cantos, debido a unas obras, hay que abrir y trasladar de lugar el féretro con el cuerpo de un hombre, importante, pero que lleva fallecido cuatrocientos años..
No sé vosotros, pero yo me mordería las uñas de emoción, expectante por ver cómo estaría el cuerpo de ese tipo despues de estar fiambre tanto tiempo.. Y, ¡aleluya!, abren la tapa y resulta que el cuerpo está intacto, entero, ¡oh!...
Que sepáis que no es habitual; normalmente los cuerpos se descomponen totalmente a las pocas décadas, pero.. ¿estar intacto despues de cuatro siglos?, desde luego, es un hecho inusual, extraordinario. Y digo yo, ¿no será que el tipo es especial, único?..
Pues si, el tipo no es otro que Juan Escobar del Corro, un fuentecanteño singular. Nació este hombre en tiempos de Felipe II, nada menos, en 1592 (cuando lo de la Armada Invencible) y fue un estudioso de postín. Haceros una idea, fue Obispo, Inquisidor en varias ciudades y Fiscal General del Consejo de la Inquisición, uno de los más prestigiosos cargos del momento.
Nuestro ilustre paisano, D. Juan Escobar, escribió un montón de buenas obras en latín, obras que le dieron un prestigio en la corte sin igual. Por cierto, le tenía un cariño al pueblo a prueba de bombas; siempre tuvo entre ceja y ceja la idea de construir un convento para educar a niñas pobres y huérfanas fuentecanteñas..
Y lo hizo, gracias a sus buenas relaciones con la monarquía le fue concedido el permiso para fundar el Convento de Carmelitas Descalzas que aún podemos gozar en Fuente de Cantos. Todos sus bienes lo empleó en su construcción. Cuando murió, siendo obispo en Córdoba, sus restos fueron traídos expresamente al pueblo y enterrado en el Convento, su convento.
Debió ser que no quiso descomponerse para seguir vigilando el buen funcionamiento de su querido convento..
En fin..
Joaquín
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