Tumbarse a ver qué pasa, eso es lo mío;
cumpliendo años irás en mi memoria,
viviendo para ayer, como una brasa.
--Manuel Alcántara--
En el año 1976 el escritor bosnio Izet Sarajlic escribió un poema titulado “Carta al año 2036”.. Decía entre otras cosas:
"¿Qué? ¿Todavía escucháis a Mozart? ¿Todavía recogéis margaritas del campo? ¿Todavía celebráis los cumpleaños de los niños? ¿Todavía ponéis nombres de poetas a las calles?. ¡Y a mi que en los años sesenta me aseguraban que los tiempos de la poesía habían pasado, al igual que el juego del escondite, o leer las estrellas, o los bailes en la plaza de mi pueblo!. Y yo, tonto, lo creí"..
Llevaba razón el poeta bosnio porque, a pesar de los pesares las cosas importantes apenas cambian nunca; si acaso algunos retoques le damos con el tiempo, pero lo básico de ellas se mantiene.
Tendemos a creer que sólo unas cuantas décadas más adelante todo va a ser muy diferente, futurista, no sé, que los coches volarán, que todo será frio, impersonal, práctico etc. etc. Luego llegamos a esas fechas y vemos que lo esencial es lo mismo de siempre. Y es que, ¿Van a cambiar los sentimientos por mucho tiempo que pase? ¿el amor? ¿el egoísmo? ¿los abusos? ¿la hipocresía? ¿los políticos? Bueno, estos si conviene que cambien, por la cuenta que nos tiene..
Joaquín
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