Maldad prematura

                                                                                   

 

Yo bien sé que esta calle nunca podrá ser bella, 

con sus fachadas sucias y sus portales viejos, 

pero sé que es distinta cuando pasas por ella, 

y te miro pasar, desde lejos. 

Por eso amo esta calle de soledad y hastío, 

que ensancha sus aceras para alejar las casas, 

mientras te espera en vano mi corazón vacío, 

que es una calle triste por donde nunca pasas... 

--J. A. Buesa--

Lo del niño ese de Jerez que ha apuñalado a tres profesores y dos compañeros tiene migas; no sé dónde vamos a ir a parar. Claro que si lo comparamos con los niños romanos de otra época sería un angelito celestial.

Fijaos:

Un profe de esos niños romanos, Don Casiano, no era un mal tipo, y tenía buen oficio. Eso sí, era un maestro con fama de severo. Éste buen hombre no pasaba día sin que azotara sin compasión a alguno de sus alumnos por mal comportamiento pero, Uy, adoptó el cristianismo (lo convencieron) y se arrepintió de los azotes.

Ya tarde, sí, porque un día fue detenido por unos soldados por no querer renunciar a su nueva fe. Lo ataron de pies y manos y lo entregaron a sus alumnos que, cabreados con él como estaban, Uffffff Mirad lo que hicieron estos churumbeles con su antiguo maestro.

Los niños le tenían ganas por haber sido muy duro con ellos en la escuela, así que, con Casiano en sus manos, inmovilizado y con permiso para hacer lo que quisieran con él. Fijaos: le pincharon el cuerpo con los lápices afilados, le arrancaron la cabellera, y fue pateado y golpeado hasta morir. Luego le sacaron la piel a tiras. Eso hicieron con el pobre Casiano aquellos “angelitos” de primaria.

Por cierto, el maestro y mártir fue canonizado por no haber renunciado al cristianismo a pesar del sufrimiento. Se trata de San Casiano de Ímola. Echa un vistazo al santoral y ahí lo veréis--

Joaquín