jueves, 15 de septiembre de 2022

Érase unos fuentecanteños cabreados..

                                                                                          


Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme,
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir! ...

--M. Machado--



Poneros en situación, el Conde de Cantillana compra en 1665 Fuente de Cantos al rey... os recuerdo que en aquella época era cosa habitual: un potentado compraba un pueblo, el término municipal y la gente, y todo con derecho a recaudarles los impuestos, y quedárselos él, claro..

Pero este conde de Cantillana era un tipo avaro que pretendía cobrar más de lo debido a los fuentecanteños, con lo que la gente estaba muy cabreada con él.

Un día se inventó un impuesto especial para costear la boda de su hija, y envió a Fuente de Cantos a su hermano, Manuel de Vicentelo, a hacerse cargo de la recaudación, y claro, la gente, soliviantada, no iba a consentirlo, y se lio parda..

Los sucesos se desataron con la llegada al pueblo, el 7 de noviembre de 1667 del hermano del conde dispuesto a cobrar. Bien, pues mientras despachaba con el escribano de la villa, recibió la visita poco amistosa de los alcaldes ordinarios y de otros fuentecanteños que portaban armas de fuego; ¡la cosa se puso fea!..

La discusión termina en un amotinamiento general que fuerza la huida por patas y de noche de D. Manuel y sus criados. El señor de la villa, el conde, acude en persona el día 12 con la finalidad de poner orden, persigue a los alcaldes en compañía de su hermano y otros asistentes hiriendo de gravedad a uno de los amotinados, Juan Gallardo.

La cosa va a más, las campanas tocan a rebato; sale mucha gente de a pie y de a caballo en busca del conde y su gente con escopetas, pistolas y otras armas. Resultó muerto de un arcabuzazo D. Albín Landero, alguacil mayor del conde, cuando trataba de contenerles, e hirieron a otros tres criados suyos, prosiguiendo la persecución hasta Monesterio. ¡Uffff como Fuenteovejuna!..

Una vez todo tranquilo y con el conde y su hermano huidos, llega un juez de Sevilla a Fuente de Cantos y se celebra el juicio. Se imputa y encarcela a ocho individuos, entre ellos a los dos alcaldes: D. José de Porras y D. Juan Gallardo Pizarro.

Pero la sentencia definitiva llega cuatro años despues, y fueron otros fuentecanteños los que asumieron las culpas. Por ejemplo, a Juan Sánchez, hijo de un molinero (seis años de galeras), Juan Pérez Serrano (cuatro años de destierro), María de Salvatierra (doscientos azotes y cuatro años de destierro), Cristóbal González el Colorado (seis años de galeras), Diego Hernández (cuatro de destierro y multa), Pedro Sánchez y Juan Manzano (ocho años de galeras y multa). Sorprende el castigo de María Salvatierra con los doscientos azotes..

El hermano del conde de Cantillana fue condenado, también en rebeldía, a ocho años en el presidio de Orán, pero las peores penas fueron para un tal Cristóbal Navarro Buendía, que tendría que haber ido a la horca de no ser porque se hallaba fugado:

Fijaos en la sentencia del juez a Cristóbal Navarro: “Le debo de condenar y condeno a que de cualquiera parte donde pueda ser habido, sea preso y traído a la cárcel pública de Fuente de Cantos y de ella sea sacado en bestia menor de albarda con soga a la garganta y pregonero que manifieste su delito, y llevado por las calles públicas y acostumbradas de ésta villa y traído a la plaza pública donde esté puesta una horca de madera de tres palos, y en ella sea puesto y colgado hasta que muera naturalmente”.

En fin, mañana más.

Joaquín

                                                                          

            calle Arias Montano

                                                                                 

         Plaza de la Constitución

                                                                                  

          calle San Marcos

                                                                             

      calle Huertas



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