alguien a quien amar
y algo que esperar..
--Anónimo--
Hace exactamente ciento nueve años (1915) mi abuelo, Joaquín Sánchez Santos, que nació en 1889, (el mismo año que Hitler, aunque a años luz de su condición moral), tenía 26 años. Estaba el hombre hecho un roble y ya tiraba los tejos a una guapa chica fuentecanteña de pelo rubio y ojos azules, o sea mi abuela Carmen Macarro Bermejo, toda una macarrona..
Bien, pues mientras mi abuelo trajinaba en sus labores agrícolas de sol a sol, y luego a la luz de la luna pelaba la pava con mi abuela, el Obispo de la diócesis de Badajoz, D. Adolfo Pérez Muñoz, era recibido a lo grande por nuestras autoridades en una visita a Fuente de Cantos que duraría tres "largos y fructíferos días". Según las crónicas.
Corrían los primeros días del mes de abril (casi como ahora) y el Obispo, visitaba en loor de multitudes la cárcel, nuestra cárcel, atestada de presos entonces; la mayoría de ellos condenados por robar para comer y otras menudencias.
Allí hizo un emotivo y lloroso discurso aludiendo a que el primer preso de la historia fue Jesucristo. Todos los presentes lo vitorearon (dicen) algunos con lágrimas en los ojos mostraron arrepentimiento por su mal proceder. El obispo acabó dejando al juez unas pesetillas para que se las repartieran los reclusos. Al terminar el sermón entró un momento a orar y dar gracias a Dios en la ermita del Santo Cristo, que está justo enfrente.
Y pasaron los días, el mes de abril seguía su curso; la primavera anunciaba triunfante su llegada desparramando por doquier millones de margaritas por la campiña fuentecanteña. ¿Y el obispo? Pues el obispo D. Adolfo Pérez y su numerosa comitiva se despedía del pueblo camino de Bienvenida.
Antes de partir tuvo que procesionar bajo el enorme arco de flores en la calle Llerena (que veis en la foto de portada) y pisar después la alfombra de pétalos de rosas en la Plaza de la Libertad (altozano de Zurbarán), que le habían confeccionado vecinos y autoridades.
Aupados en once carruajes, el obispo y su séquito, marcharon camino del pueblo vecino..
Por cierto, no creo que mi abuelo Joaquín, que seguía el hombre haciendo méritos para agradar a su novia (es decir, mi abuela Carmen) llegara a ver al obispo; sus múltiples tareas se lo impedían.
Joaquín
Foto actual de la calle Llerena, tomada desde el mismo lugar que la de la portada
Foto actual de calle Olmo y antiguo convento Concepcionistas.(cárcel). Enfrente, la ermita del Santo Cristo
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