domingo, 20 de diciembre de 2020

Todo muy simple

                                                                       



          ¡Madre, madre, aquí estoy. Cuando la suerte quiso,

como bohemio errante dejé tu paraíso!
Hoy, enfermo y cansado, temí que mis despojos,
con las manos cruzadas y cerrados los ojos,
llegaran hasta ti; por eso vine antes,
para mirar de nuevo tus estrellas radiantes.
Cual si fuese un fantasma, ya mi sombra se aúna
a la de los sabinos del bosque milenario en las
noches de luna.

--Fco. A. de Icaza--



Que sepáis que, a diferencia de vosotras las mujeres que tenéis un aparato genital y reproductor sofisticadísimo, por lo complejo, el nuestro (casi como el cerebro) es la mar de simplón; penetestículos, escroto y parad de contar. 

Sólo un dispositivo desconocido por la mayoría de nosotros entra en la categoría de extraordinario, el epidídimo. Se trata de un tubo estrecho y alargado de doce metros de extensión que tenemos metido dentro del saco escrotal. Ahí maduran los espermatozoides.

Pero no es menos cierto (siendo ecuánimes y justos) decir que también participa en el festín del sexo ése órgano casi invisible que nos da satisfacciones de jóvenes y nos amarga la vida de mayores y que llamamos próstata.

Por cierto, uno de los grandes misterios de la naturaleza masculina es llegar a saber por qué llevamos los testículos fuera del cuerpo. Es verdad que siempre se ha dicho que colgando se refrigera mejor que dentro y puede mantener el esperma en mejores condiciones, pero eso no es del todo seguro, pues:

Hay muchos mamíferos que tienen los testículos dentro y no pasa nada. Además los ovarios de la mujer están dentro del cuerpo ¡y bien que se mantienen a salvo!. No sé, algún día nos lo aclararán los anatomistas..

Joaquín





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