¡Madre, madre, aquí estoy. Cuando la suerte quiso,
como
bohemio errante dejé tu paraíso!
Hoy,
enfermo y cansado, temí que mis despojos,
con
las manos cruzadas y cerrados los ojos,
llegaran
hasta ti; por eso vine antes,
para
mirar de nuevo tus estrellas radiantes.
Cual
si fuese un fantasma, ya mi sombra se aúna
a
la de los sabinos del bosque milenario en las
noches
de luna.
--Fco. A. de Icaza--
Que sepáis que, a diferencia de vosotras las mujeres que tenéis un aparato genital y reproductor sofisticadísimo, por lo complejo, el nuestro (casi como el cerebro) es la mar de simplón; pene, testículos, escroto y parad de contar.
Sólo un dispositivo desconocido por la mayoría de nosotros entra en la categoría de extraordinario, el epidídimo. Se trata de un tubo estrecho y alargado de doce metros de extensión que tenemos metido dentro del saco escrotal. Ahí maduran los espermatozoides.
Pero no es menos cierto (siendo ecuánimes y justos) decir que también participa en el festín del sexo ése órgano casi invisible que nos da satisfacciones de jóvenes y nos amarga la vida de mayores y que llamamos próstata.
Por cierto, uno de los grandes misterios de la naturaleza masculina es llegar a saber por qué llevamos los testículos fuera del cuerpo. Es verdad que siempre se ha dicho que colgando se refrigera mejor que dentro y puede mantener el esperma en mejores condiciones, pero eso no es del todo seguro, pues:
Hay muchos mamíferos que tienen los testículos dentro y no pasa nada. Además los ovarios de la mujer están dentro del cuerpo ¡y bien que se mantienen a salvo!. No sé, algún día nos lo aclararán los anatomistas..
Joaquín
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