No voy a correr tras de ti.
Y mucho menos huir de ti.
Estoy aquí, en el mismo sitio.
Tú ya sabes el camino…
--Joaquín--
Existen dos maneras de sentir dolor: una es emocional, un sentimiento intenso de pena o tristeza que experimentamos por motivos emocionales. La muerte de un familiar muy querido sería el ejemplo más crudo, o un desamor profundo, o pocas ganas de vivir..
El otro es el dolor físico, a veces insufrible. Comparándolos, no sabría decir cual de los dos es menos llevadero..
El dolor físico resulta extraño, porque nada hay en nuestra vida tan necesario y a la vez peor recibido. Representa una de las mayores preocupaciones y desconcierto de los seres humanos; también un reto médico.
El dolor salva vidas, es una advertencia de que algo va mal en nuestro cuerpo. Lo malo es cuando el dolor persiste y se hace crónico sin ningún motivo aparente.
No existe un baremo exacto y universal para medir la intensidad del dolor, cada persona lo siente de una manera diferente.
En 1971 se inventó una tabla (un poco cutre todo hay que decirlo) para calibrar el grado de dolor. Este rudimentario método consistía en presentarle al paciente setenta y ocho palabras (sinónimos) para que él mismo señale cuál de ellas se ajusta más a su dolor:
Preguntaba el galeno al sufrido paciente: Cómo es tu dolor, ¿Soportable? ¿fastidioso? ¿molesto? ¿exasperante? ¿irritante? ¿lastimoso? ¿lacerante? ¿punzante? ¿temible? ¿insufrible? ¿espantoso? ¿intolerable?.. etcétera, etcétera, y así hasta setenta y ocho tipos diferentes..
Imaginaos al enfermo cavilando qué adjetivo se ajusta más a su dolor.😅😅😅
No creo que todo esto llegara a ser muy efectivo. Supongo que ahora con las resonancias magnéticas, escáneres y otros adelantos tecnológicos, se podrá medir mejor el grado de dolor que siente el enfermo, y buscarle alivio..
Joaquín.
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