Señor, ya me canso de viajar. Ya siento
nostalgia. Ya ansío descansar muy junto
a los míos Todos rodearán mi asiento
para que les diga mis penas y mis triunfos;
y yo, a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noche de mis aventuras
y acabaré en esta frase de infortunio:
He vivido poco, me he cansado mucho.
--J. Santos Chocano--
¿Cuántas veces hemos oído comparar la muerte con el sueño?.. Muchas; quizás por la similitud de las formas: en ambos casos estamos tumbados y en ambos casos tenemos los ojos cerrados, pero ahí se acaba todo el parecido..
La muerte es la nada, el silencio, volatilizarse. Por el contrario el sueño bulle de vida y acontecimientos. El dormido sabe que lo está, espera despertar y contempla, con la cabalgata de sus recuerdos más o menos formados, la magia de su imaginación.
Lejos, pues, de implicar reposo absoluto, el sueño nos proporciona una actividad desbordante, frenética; a veces más que despiertos. Incluso si le hacemos caso a Freud, soñando llevamos a cabo nuestras más oníricas fantasías, y sin las cortapisas ni vergüenzas de cuando estamos en vela.
En fin, lo dicho, ¡a soñar que son dos días!..
Joaquín
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