martes, 29 de diciembre de 2020

La niña inexperta y el soplagaitas de su marido

                                                                                  



Cayó la anoche sobre las aceras

como un charco de tinta:

apoyaste la frente en los cristales

y lloraste despacio.

Unos niños jugaban a lo lejos.

--F. Aguirre--



Historias de la primera noche de bodas, ésa noche en la uno se jugaba el tipo con su amada, puesto que debíamos dejar el pabellón bien alto, las ha habido a millares; teniendo en cuenta, ¡claro! las circunstancias de otras épocas, pero pocas habrá como las que organizaba el tragaldabas de Fernando VII.. .

Ése memo de rey que tuvimos una vez se casaba en segundas nupcias (era ya viudo) con María Josefa de Sajonia, una niña de 15 años que se había criado en un convento. Él tenía 36 y estaba ya muy escopeteado. 

Al ser todas sólo unas niñas, era preceptivo en las casas reales europeas explicarles a las futuras reinas cómo era eso de las relaciones sexuales antes de la noche de bodas, para que estuvieran preparadas. Pero nadie explicó nada a la pobre niña María Josefa. Así que...

La misma noche de bodas la chica entra en la habitación asustada, aterrada diría yo, y se tumba en la cama. Al rato aparece a ése animal, gordo y grasiento que era ya Fernando, babeando de excitación y más salido que el mango de un paraguas (es público los desorbitados atributos sexuales de éste tontainas). La niña al verlo llegar así, con los ojos como platos, cachondo y fusta en mano, sale corriendo por los pasillos de palacio como alma que lleva el diablo...

El bandarra, disgustado por la acción de la chiquilla, convence a su cuñada y a la camarera mayor para que instruyan como es debido en los oficios del amor a la muchacha. Lo hacen y la chica accede a sus libidinosos deseos. Pero está tan asustada que, al ser penetrada con semejante atributo por este bestia, la pobre niña se caga encima de él (con perdón). Así, tal cual...

A pesar del cabreo, el cafre termina la faena, se limpia como puede de la porquería y no vuelve a ver a María Josefa hasta treinta días después (tenía amantes de sobra para satisfacer su cochina furia sexual)..

La desgraciada reina muere diez años después sin haber tenido descendencia. Apenas tenía 25 años. 

Joaquín







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