Decir adiós.. La vida es eso.
Y yo te digo adiós y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida.
Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.
--José A. Buesa--
Mirad la de tonterías que hacemos los seres humanos cuando el fanatismo y el desconocimiento señorea en nuestras cabezas:
Hace ya mucho mucho tiempo, hubo gente que le dio por imitar aquel episodio de Jesucristo de cuando éste estuvo los cuarenta días y cuarenta noches ayunando en el desierto. Pero lo inverosímil es que lo hacían yendo mucho más lejos que él en el sacrificio.
Fijaos qué barbaridades hicieron algunos con sus cuerpos creyendo con ello contentar a Dios y ganar por ello el cielo. Bueno, tenemos también a los mártires, que se dejaban torturar y morir por no renunciar a su fe. Pero...
Estaban sobre todo los ascetas, tipos que se lanzaron al desierto a hacer lo mismo que Jesús, pero a lo bestia.. Uno de los más conocidos fue Simón Estilista. Nacido en Siria en el año 389, vivía en una columna de veinte metros de altura, y encima de ella, sobre una plataforma, se postraba de rodillas unas mil veces al día.
Ni que decir tiene que el bueno de Simón todo lo hacía desde allí arriba subido. En un cestillo le subían un mendrugo de pan diario y un zurrón de agua, y desde las alturas meaba y cagaba. Lo de mear no es complicado, pero lo de ¿Cagar? Dios, cómo tendría el trasero sin nada con qué limpiarse.
Falleció nuestro amigo Simón en el año 459 después de haber pasado treinta y siete años subido al pilar. ¡Ya son ganas!..
Joaquín
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