Amiga...
No creas que me alegro de tu mala suerte;
quizás hubo un tiempos que si, no te engaño.
Cualquier cosa fea te hubiera deseado entonces,
tanto fue mi dolor.
Ahora apenas me importa tu rumbo,
incluso preferiría que fueras feliz.
--Joaquín--
Hace cien años Charles Chaplín seguía haciendo películas de cine mudo allá en California. Aquellas que tanto hacían reír a la gente. Europa comenzaba a importar el famoso Nitrato de Chile y en los pueblos del sur se exhibía el famoso cartel publicitario.
Por aquellas fechas, 1923, en España reinaba Alfonso XIII (el abuelo de Juan Carlos) y se celebraron unas elecciones generales donde, por cierto, ganaron los conservadores de Eduardo Dato, (las mujeres aún no votabais). Por decirlo todo, Dato fue asesinado al año siguiente, justo al lado de la Puerta de Alcalá de Madrid, por tres anarquistas catalanes que lo frieron a tiros.
En Fuente de Cantos, a casi 500 kilómetros del lugar donde expiró Eduardo Dato, la vida seguía su curso; malamente todo hay que decirlo, porque eran años de epidemias y de hambrunas.
En 1923 tenía el pueblo unos 8.500 habitantes (casi el doble de los que tenemos actualmente) y circulaban por nuestras embarradas calles exactamente 9 coches a motor, ni uno más ni uno menos. Tened en cuenta que toda la provincia de Badajoz no contaría con más de 150 o 175 vehículos. La mayoría de estos coches, de los modelos Ford y Mercedes, eran importados de Alemania y suponían una autentica atracción para nuestros abuelos, que ni en sueños se podrían comprar uno, claro..
Un año antes, 1922, se había inaugurado el primer servicio de autobús entre el Altozano y la estación de tren de Bienvenida.
Y qué deciros de las grandes diferencias sociales que existían entonces en nuestra tierra, pues sencillamente apabullantes.
Fijaos: el término municipal de Fuente de Cantos suma 25.200 hectáreas, o lo que es lo mismo 130.000 fanegas, la mayoría de ellas dedicadas a cereal de secano. Bien, pues de todas, casi la mitad, 55.000 fanegas, estaba en manos de un par de familias o tres emparentadas entre si por casamientos.
Haceros una idea: Felipe Márquez Tejada, el prócer fuentecanteño, liberal y cosmopolita, el que encargó la estatua de Zurbarán, tan querida por todos y que está enterrado en ese hermoso mausoleo según entras a la derecha del cementerio, poseía él solito 8.500 fanegas. Su hermano Antonio, 9.000 fanegas, su suegro, Guillermo López, 12.500 fanegas, Manuel Carrascal, su cuñado, 9.500 fanegas, Luisa Carrascal, hermana de su cuñado, 5.500 fanegas y Antonio Fernández Sesma, hermano de su otro cuñado, otras 5.500 fanegas.
Con ese acaparamiento de tierras, ya me diréis qué quedaba para el resto de los 8.500 habitantes del pueblo. ¿Comprendéis ahora del porqué de esas casonas de las calles Martínez y aledañas? En fin, ríanse ustedes del casoplón del coletas..
En esos mismos años, en los que estos cuantos tipos vivían a lo grande (atendidos por numerosa servidumbre) y el resto a lo pequeño y más pobres que carracuca, se contaban en el pueblo, según datos oficiales, 49 caballos, 600 mulos y 179 burros. Muy pocos me parecen, señal de que muchos hombres eran simples jornaleros y sin medios para moverse. En cambio si había 50.000 ovejas, 1.700 guarros, 474 vacas, y 150 cabras.
En fin, perdonad por tantos y tan cansinos datos..
Joaquín
sigue así, incitando al odio social. Enhorabuena por recordar cosas olvidadas. Ya tiene tu minuto de gloria, ahora puedes irte a la mierda
ResponderEliminar