martes, 29 de diciembre de 2020

El descuartizador

                                                                                    




Cuando la luna, turbada ella,

asoma tímidamente su faz 

tras los cristales de mi ventana

y posa su amarillo semblante

en tu mirada, mientras me miras, 

¿Sabes?...

Me basta con eso para ser feliz.

--Joaquín--


Hasta el Renacimiento estaba prohibido tajantemente diseccionar cadáveres para su estudio. Leonardo Da Vinci lo hizo y puso en sus notas lo desagradable de la tarea. 

Vesalio, uno de los anatomistas más célebres, tuvo que robar cuerpos de asesinos ejecutados, o el mismo William Harvey, considerado uno de los padres de esta disciplina, estaba tan desesperado por encontrar sujetos que diseccionó a su propio padre y hermana.

El caso de Faloppio, (el conocido anatomista italiano que dio nombre a esas partes del aparato reproductor femenino) es extraordinario. La justicia le cedió a un criminal todavía vivo con instrucciones de sacrificarlo de la manera que mejor viniera a sus propósitos. Faloppio y el criminal llegaron a un acuerdo, le hizo tomar una sobredosis de opiáceos antes de desguazarlo..

Definitivamente a estos tipos mencionados y otros muchos, tan osados, que diseccionaban cadáveres casi sin medios para el estudio le debemos la humanidad gran parte de los adelantos médicos obtenidos, pero...

¡¡Dios, qué gente!!

Joaquín





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