Cuando la luna, turbada ella,
asoma tímidamente su faz
tras los cristales de mi ventana
y posa su amarillo semblante
en tu mirada, mientras me miras,
¿Sabes?...
Me basta con eso para ser feliz.
--Joaquín--
Hasta el Renacimiento estaba prohibido tajantemente diseccionar cadáveres para su estudio. Leonardo Da Vinci lo hizo y puso en sus notas lo desagradable de la tarea.
Vesalio, uno de los anatomistas más célebres, tuvo que robar cuerpos de asesinos ejecutados, o el mismo William Harvey, considerado uno de los padres de esta disciplina, estaba tan desesperado por encontrar sujetos que diseccionó a su propio padre y hermana.
El caso de Faloppio,
(el conocido anatomista italiano que dio nombre a esas partes del aparato reproductor femenino) es extraordinario. La justicia le cedió a un criminal todavía
vivo con instrucciones de sacrificarlo de la manera que mejor viniera
a sus propósitos. Faloppio y el criminal llegaron a un acuerdo, le
hizo tomar una sobredosis de opiáceos antes de
desguazarlo..
Definitivamente a estos tipos mencionados y
otros muchos, tan osados, que diseccionaban cadáveres casi
sin medios para el estudio le debemos la humanidad gran parte de los
adelantos médicos obtenidos, pero...
¡¡Dios, qué gente!!
Joaquín
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