miércoles, 9 de diciembre de 2020

La de tonterías que hay que oír..

                                                                             




No debería pedírtelo, no eres libre,

pero me gustaría verte de nuevo y

conversar largamente de aquello,

y cenar una noche en un lugar tranquilo,

y pasear después a la luz de la luna.

Lo siguiente lo dejo a tu elección,

por si te vuelvo a seducir.

Lo siento, no pasa nada por soñar.

¡Fue tan bonito lo nuestro!..

--Joaquín--



El Antiguo Testamento no hacía virtud del celibato (curas solteros), ni lo menciona siquiera. Es más, en aquellos lejanos tiempos había que procrear y traer niños al mundo, entonces escaso de gente.. 

Sin embargo en el Nuevo Testamento si es cierto que había alguna tradición. No olvidemos que Jesucristo y San Pablo, los fundadores del cristianismo y principales personajes de los evangelios, eran redomados solterones. 

San Ambrosio (padre de la iglesia) decía que los obispos y sacerdotes debían ser solteros como Jesucristo; ¡jamás debían casarse!. Escribió en alguna ocasión que una vida conyugal plena era incompatible con una carrera en la Iglesia.

San Ambrosio en lo relativo al sexo fue aún más lejos, sugirió que el curso más apropiado para una mujer debía ser la virginidad. Así, una mujer virgen podía redimir el pecado que sus padres habían cometido al concebirla. 

En fin, esto lo dijo todo un Padre de la Iglesia. Perdónenle las damas, eran otros tiempos..

Y de aquellos tiempos precisamente y del recalcitrante catolicismo de antaño proviene la pacatería en cuanto al sexo sufrida por nuestros antepasados, sobre todo antepasadas.. Sí, ¡pobres madres y abuelas nuestras!, qué sufrimiento, qué recato, qué pudor, qué castidad debieron sobrellevar para no salirse del guion establecido..

No digo que ahora no hemos tomado esto del sexo con demasiada alegría y permisividad, es posible que si, pero lo de entonces era mucho peor.. Acordaros los más mayores del ritual para emparejarse, bueno, y hasta yacer juntos un hombre y una mujer.. pues eso, era largo, penoso.., cansino...

Desde la primera mirada, el acercamiento posterior, los largos paseos por la calle Llerena arriba y abajo, hasta el primer beso podían pasar años.. Y si hablamos de la coyunda, ¡Uffff, había que olvidarse hasta la noche de bodas!. Así pasaba luego, que la mayoría ni se enteraba de nada en esa idealizada velada...

Y por ir un poco más allá.. de los juegos eróticos, previos o postreros, tan habituales ahora, mejor no hablamos porque, reitero.. ¡pobres abuelas nuestras!, si se los hubieran propuesto nuestros garañones abuelos, se hubieran muerto de vergüenza pensando que irían de cabeza al infierno....

Joaquin

1 comentario: