Mi vida es un erial,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.
--Bécquer--
--Sí, si, lo que oyes---le contaba a mi amiga una tarde de abril--- eso hicieron sus hijas, emborracharon a su padre y fornicaron con él; primero una, un día y luego la otra al día siguiente. Y preñada quedaron las dos--
--¡Qué me dices, Joaquín!---exclamó ella---¿cómo hicieron esa barbaridad?--
--Pues ya lo ves---le reiteré---y a los nueve meses y parieron sendos niños, Moab fue el nombre de uno, y Ben-Ami, el otro--
--Pero, dime, ¿por qué hicieron eso?---señaló ella deseosa de saber--
--El padre acababa de quedarse viudo de Edith, su curiosa mujer que atrás quedó castigada por hacer lo que no debía---proseguí---así que, cogió a sus dos hijas adolescentes y con la idea de establecerse en un lugar tranquilo y fértil del que tanto le habían hablado se pusieron en camino. Y allá dirigieron sus pasos. Pero los días pasaban y por los caminos solitarios nadie transitaba. Meses habían transcurrido ya sin ver a nadie sin hablar con nadie.. Sus hijas desesperaban. El padre las alentaba y complacía en todo, pero estaban ya muy desanimadas ¡y se hartaron!--
--¡Uy, qué historia más rara!---se sorprendió mi amiga---me la tendrás que explicar mejor. ¿De qué época ame hablas?---preguntó---
--Ahora te pongo al día---le supliqué---pero deja que termine de contarte. Mira---continué---las hijas veían que el tiempo pasaba, que iban a envejecer, y no divisaban a hombre alguno con los que formar familia y tener hijos y, atormentadas, idearon ese maléfico plan que te dicho ¡yacer con su padre!, ¡fornicar con él! ¡tener hijos con él---concluí dándole drama a la cosa---
Todo esto se lo refería a mi amiga poco con trampa, pues omití decirle que es una historia de la Biblia. Además le hablaba en voz baja porque estábamos en el interior de la basílica de Jesús de Medinaceli, cerquita del Paseo del Prado en Madrid. Era Viernes Santo y aún faltaban unas horas para que saliera la procesión de Jesús Nazareno, al que llaman el Rico. Pero tuve que aclararle rápido el engaño, puesto que ya empezaba a preguntarme más datos.
--No me riñas---le dije sonriendo---pero esto que te cuento es una historia de la Biblia, la de Lot y sus dos hijas; digamos que de los inicios de la civilización. ¡Metáforas de la vida, mujer!. Sólo nos queda averiguar su significado, aunque yo tengo mi parecer---
--¡Vaya!, ¡ya decía yo que la historia era demasiado bestia para ser real!---me soltó un pelín defraudada--
Abandonamos la basílica, llena de gente, y con el cristo ya preparado para la procesión de la tarde. Luego nos tomamos unas cervezas en un bar cercano a la Puerta del Sol y esperamos a la procesión en un esquinazo de la calle Alcalá, aunque unas frías gotas de lluvia percibí que empezaban a caer; temimos que se fastidiara la procesión. Por cierto, el relato de Sodoma, Lot y sus hijas se me ocurrió a propósito de unas pinturas alusivas al Génesis en el hall del templo de Medinaceli..
Joaquín
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