Quizás te diga un día que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que nos quedamos juntos para toda la vida.
--José Antonio Buesa--
Son las 9.30 horas en punto de la mañana, 1 de noviembre, festividad de Tosanto. Fuente de Cantos se despereza, empieza un nuevo día.
De pronto la tierra empieza a moverse de manera brutal, pavorosa. En el interior de las casas las camas brincan, las sillas chocan unas con otras. La gente, atemorizada, sale de las casas espantadas, huyen hacía el exterior, a mitad de las calles y plazas temiendo quedar sepultadas entre los escombros.
El terremoto duró diez interminables minutos. No hubo víctimas, pero si desperfectos en algunos edificios; la torre antigua, la de ladrillos, quedó seriamente dañada.
Parte de la torre, hecha de cantería, ladrillos y rematada con almenas, cayó sobre la bóveda de la Parroquia. Gracias a que la teníamos recién restaurada pudo aguantar el terrible envite (aún queda señal indeleble del suceso).
Tan mal quedó la cosa en la antigua torre, que hubo que bajar con mucho cuidado las campanas y desmontarla ladrillo a ladrillo, ¡estaba en tenguerengue!. En su lugar, luego se erigió la torre nueva, la actual, pero eso fue unas décadas más tarde. Es decir: ¡la Parroquia quedó sin torre durante 25 años!..
Os hablo del famoso terremoto de Lisboa, cuyos efectos llegaron a nosotros. Fue el 1 de noviembre de 1755. Unas cien mil personas perecieron, la mayoría en Portugal; en Extremadura más de cuatro mil.
La torre de Llerena no sufrió ningún daño, con lo que la gente de aquel pueblo pensaron en un milagro de su Virgen de la Granada; milagro que la nuestra no se dignó hacernos. Bueno, o quizás lo permitió para que levantáramos otra torre, una torre más digna de la categoría de la iglesia y de Fuente de Cantos, como así fue.
Por cierto, mucha gente se tomó el terremoto como un castigo divino..
En fin..
Joaquín
El único retrato que tenemos del pueblo con la torre antigua, la de ladrillos. Se aprecia a la dcha. de la foto. A la izda. la Hermosa.
Nuestra preciosa torre actual. Se levantó cuando el terremoto dejó maltrecha la de ladrillos.
Siempre cuentas, cosas curiosisimas un saludo Joaquin
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