miércoles, 8 de junio de 2022

No le dio reparos liarse con un tipo casado

                                                                                  



Eso es todo. He vivido.

La vida que me queda puede tener dos caras,

igual que una moneda: una que es de oro puro,

la cara del pasado, y otra la del presente,

que es de plomo dorado.

--José A. Buesa--



Érase todo un donjuán español llamado Antonio. 

Antonio es alto, elegante, con el pelo negro y lacio y bigote de época finamente recortado, ¡Ah! y con unos ojos verdes de espanto. Y llega a Suecia. 

En cuanto Antonio llegó a Suecia, como embajador, y presentó sus credenciales a la reina Cristina, ésta enseguida quedó prendada de él. Fue un flechazo en toda regla.

Cristina no era muy alta, pero sí rubia como el oro y con unos ojos azul claro preciosos

Como se enamoró de Antonio a morir, Cristina llegó a urdir planes, a cual más descabellado, para tener bien cerquita a nuestro guapo embajador: le hacía costosos regalos, miradas insinuantes, o le llamaba a menudo con excusas inverosímiles.

Y, ¡claro!, Antonio también acabó cayendo rendido en sus brazos, y eso que estaba casado. A ver quién es el guapo que se resiste a toda una reina de Suecia, y rubia.. ¡Ay, yo me la imagino como la rubia del grupo ABBA, y me derrito!

Se veían en secreto, y se amaron ¡Oh, sí, se amaron con locura!.. Pero pasó lo que tenía que pasar, que se enteró todo el mundo..

Fue la comidilla de la alta sociedad, ¡Qué escándalo, el embajador español, casado, tiene un lío con la mismísima reina Cristina de Suecia! Por las cancillerías de Europa se hablaba del asunto. Por supuesto la noticia llego a España, aunque se hizo la vista gorda..

El romance duró un lustro. No sabemos quién se cansó de quien, o se acabó el amor de tanto usarlo. Cristina renunció al trono y se fue a Roma... pero, ¿Y Antonio? 

Pues para satisfacción de su señora esposa, supongo, Antonio Pimentel de Prado, se alejó de Suecia y de Cristina y fue nombrado embajador en París. Imagino que alguna que otra francesita caería rendida en sus brazos, ¡era tan guapo!..

Por cierto, hay una película americana que retrata a la perfección estos amores. Greta Grabo hace de Cristina y John Gilbert de Antonio, os la recomiendo encarecidamente, es puro romanticismo. 

La película de la que os hablo se titula "La reina Cristina de Suecia". Desde que la vi por primera vez hace ya mucho tiempo, me enamoré perdidamente de Greta Garbo. Apuesto que vosotras haríais lo mismo con John Gilbert. 

Joaquín





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