miércoles, 29 de junio de 2022

En el fragor de la tarde

                                                                               



         Decir adiós.. La vida es eso.

Y yo te digo adiós y sigo...

Volver a amar es el castigo

de los que amaron con exceso.

Amar y amar toda la vida,

y arder en esa llama.

Y no saber por qué se ama...

Y no saber por qué se olvida.

Coger las rosas una a una,

beber un vino y otro vino

y andar y andar por un camino

que no conduce a parte alguna.

--José A. Buesa--



--No te preocupes tanto que tampoco estás tan gorda---le decía a mi amiga la otra tarde---además, no creas que por andar un poco más de prisa vas a perder muchos kilos---insistí de manera irónica--

Íbamos paseando por el centro de Madrid y ella me había pedido acelerar el paso. ¡Por adelgazar!, me había sugerido. Subíamos entonces por la calle Alcalá llegando, casi, a la Puerta del Sol, pero veníamos andando desde muy lejos, desde el Pirulí, donde habíamos dejado el coche con la intención de hacernos unos cuantos kilómetros.

--Algo es algo, Joaquín---respondió sonriéndome---pero si vieras lo que como últimamente, te harías las mismas preguntas que yo, ¿de dónde salen estos kilitos que me sobran, jajaja?-- 

--Todavía tienes un tipazo, querida y sabes que te lo digo de veras---le hice ver---de todas maneras si quieres adelgazar y ponerte como una sílfide, haz como los monjes de la Edad Media, no comer. ¿Sabes que comía Simón Estilista, que vivía en una columna de veinte metros de altura, y encima de ella, sobre una plataforma, se postraba de rodillas unas mil veces al día?, Pues un mendrugo de pan que le subían con una canasta---le dije, recurriendo a una anécdota de la historia--

--¡Hombre, Joaquín, vaya consejo que me das!---se rio ella---¿y por qué no haces tú lo del mendrugo, jajaja?. Te advierto que a ti también te sobran unos cuantos kilos-- 

--Ya lo sé---le sonreí---vamos a tener que hacer como San Hilarión---le advertí---que comía exclusivamente cuatro cucharadas de lentejas diarias y llegó a viejo. Fíjate: en una reunión de abates de distintos monasterios en Francia presidida por San Martín en el año 397, sabemos en qué consistía el menú: tres aceitunas, cinco guisantes secos, dos ciruelas pasas y un higo, más un poco de sal por barba, ¡qué te parece!, jajaja---

--Jajaja, conmigo no cuentes para eso, tú sabes que soy de buen comer---me señaló ella riéndose también--

--Mira---le dije---dejemos estas penurias, que no van con nosotros. Allí hay un restaurante de comida rápida. Te invito a un sándwich y olvidemos todo lo hablado, jajaja--

Le estaba señalando a mi amiga el Vips que está junto al casino, frente a la calle Sevilla, y eran ya casi las siete de la tarde. Así que entramos y nos tomamos, yo un sándwich relleno de carne de vacuno, jamón serrano, queso y pimiento del piquillo, que estaba para chuparse los dedos, y ella una ensalada. Seguía con lo del régimen, me dijo guiñándome un ojo.

Joaquín

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