viernes, 10 de junio de 2022

En la cuerda floja

                                                                                       



         No voy a correr detrás de ti.

Y mucho menos huir de ti.

Estoy aquí, en el mismo lugar.

Tú ya sabes el camino…


Os voy a contar una historia muy particular y extraña. Quizás no la creáis por su inverosimilitud. Fue como un mal sueño, una fantasía sin pies ni cabeza, sin embargo puedo dar fe de su autenticidad..

Os aseguro que la historia no es un cuento al uso inventado para entretener a nadie, sino real como la vida misma. Le ocurrió a él personalmente durante un cierto intervalo de tiempo, aunque ahora sé que le pudiera pasar a cualquiera en algún momento delicado de su vida.

Todo empezó en Sevilla, ciudad a la que se desplazó un día a realizar unas compras.. Después de aquello, ¡os lo juro!, no volvió a ser el mismo, se transformó en otra persona, ¿más sensible?, tal vez, pero también más desconfiado...

Cuando vio por primera vez a aquella mujer le impactaron sus largos y negrísimos cabellos y la mirada que le dirigió. ¡Oh, qué mirada más insinuante!. Fue en un centro comercial de la Estación de Armas, no muy lejos del puente de Triana, mientras esperaba al autobús que le trajera de regreso al pueblo..

Había entrado en el local con la intención de hacer tiempo, por cierto, un momento antes se había llevado un gran susto al cruzar la Avenida de Colón por un “paso de cebra” bien señalizado. Un vehículo, apurando su conductor la luz naranja del semáforo que se extinguía, dio un último acelerón y casi, le atropella. En un principio desechó cualquier conexión con aquella hermosa mujer, ¡luego vio que no!.. 

La chica iba vestida aquel día con un pantalón negro muy ajustado y se cubría el torso con un jersey de punto fino también negro y tan ceñido que permitía a todo aquel que la miraba imaginar sus enhiestos pechos. Era una mujer tremendamente atractiva; la más bella que jamás vio..

Al volver a verla ¿casualidad? coincidió con otro incidente que sufrió. Una noche sintió un repentino y desagradable dolor en el pecho y, aunque se asustó, pasó pronto y no le dio más importancia. Ocurrió un sábado por la noche un par de meses más tarde en una sala de cine de Mérida

Al salir del local, distraído y comentando el pequeño percance con su acompañante, tropieza con una mujer, alza la vista y la contempla de cerca ¡Era ella!, ¡los mismos cabellos, los mismos ojos negros y la misma nariz afilada, perfecta!... La miró, ella también le miró, ¡ambos se reconocieron!. Él creyó ver en su mirada un guiño de complicidad que no supo cómo calificar. Desde lo de Sevilla no había conseguido olvidarla..

Llevaba ésta segunda noche un vestido oscuro de verano dotado de un generoso escote, contrastaba con su piel extremadamente blanca a pesar de lo avanzado de la primavera. Todo hacía de ella una mujer increíblemente bella y sugerente, pero enigmática y misteriosa a la vez. 

A partir de ésta segunda vez anidó en su corazón un cierto temor desconocido hasta entonces, algo oculto y extraño emanaba de su figura, ¿tenebroso? es posible, pero a él le cautivaba. Ésta vez no iba sola, le acompañaba un hombre joven, de unos cuarenta años y bien vestido; podría pasar por un alto y ajetreado negociante de cualquier empresa. Le impresionó de él la lividez de su cara y lo ausente de su semblante. Lo llevaba ella sujeto por el brazo.. Él parecía seguirla de manera inevitable. No le dijo nada, no se atrevió..

Y volvió a verla, sí,  y os juro por Dios que le dio un vuelco el corazón al reconocerla.. Fue en un bar en la Plaza Grande de Zafra, donde algunos viernes por la noche después de hacer la compra le gusta tomar una cerveza antes de volver al pueblo. Estaba sola, sentada en una mesa frente a él que estaba en la barra. Lucía el mismo aspecto de siempre, majestuosa y lúgubre..

Sus ojos buscaron los suyos. Con la intensidad de su mirada parecía sugerirle que se acercara, que fuera hacia ella, que le estaba esperando... Temeroso se resistió por unos instantes, a pesar de que algo irreprimible le empujaba hacia ella.

Había terminado su cerveza y también estaba solo. Pagó la cuenta y giró la cabeza para coger su chaqueta. Con ella en la mano intentó acercarse con la intención de hablarle, le apasionaba aquella mujer, también la temía, y aun no sabía por qué...

Cuando quiso llegar a donde estaba ella, ¡había desaparecido! ¡Su mesa estaba vacía!.. Contrariado le preguntó al camarero que si había visto salir a la hermosa mujer que hacía un rato ocupaba aquella mesa... Con estupor le oyó decir:

-Señor, aquí no ha estado nadie. Ésta mesa está reservada para cenar todas las noches y desde hace unas semanas. La reserva una mujer que nunca se ha presentado. Eso sí, inexplicablemente antes del cierre aparece un cheque con el importe de la cena encima de la mesa.

¡Imaginaos!, salió del local aturdido por el impacto del incidente y haciéndose mil preguntas acerca de su salud mental. Era ya noche cerrada  y apenas había nadie por la zona...

Caminaba hacia la calle de atrás en busca de su coche cuando, ¡de pronto le dieron un fuerte golpe en la cabeza que le hizo caer y rodar por la acera!.  ¡Perdió el conocimiento, no volvió a sentir nada más!... hasta que…

En el hospital de Zafra donde le llevaron y en la cama donde convalecía de la herida en la cabeza que le hicieron un par de jóvenes para robarle lo supo.. ¡Sí, pensareis que está chiflado, pero un gran infortunio le corteja; una fatalidad ronda sus pasos!. 'Ésa mujer, bella y seductora, pero diabólica, no busca su amor, no, creo que es ¡¡LA MUERTE!!.. Cada vez que se encuentra con ella algo grave le va a suceder

¿Premonición? ¿Mal presagio?, llamadlo como queráis.. De momento ha prevalecido su buena estrella. Han sido tres veces, tres, las que ha tropezado con ella y en todas bordeó peligrosamente el vacío. Aunque todavía puede contar esta historia con cierta serenidad, pues ha salido airoso de todos sus encuentros. 

Ahora es consciente de su fragilidad. Sin embargo le produce cierta quietud el hecho de haber pasado ya mucho tiempo sin saber nada de ella.. Aún así.. ¡Sí, lo sé!, ¡todo es una locura!..

Ésta es su historia. No sé cómo la veréis ni qué pensaréis de él, pero os aseguro que fue tal y como os la cuento. Si alguien la relaciona conmigo, os confieso que no va mal encaminado.

En el fondo sólo espero que haya sido una mala racha, nada más..

Joaquín

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