Nunca dejé de quererte, sólo dejé de insistir
Mi amigo José Luis y yo nos llevamos muy bien, aunque nos vemos poco. Hace unos días me llamó por teléfono y me detalló lo que le había pasado con su exmujer, ¡es tremendo!.
Os lo voy a contar:
Hace un par de semanas, José Luis se encontró casualmente con su amigo Juanjo, al que hacía mucho tiempo que no veía; fue en Zafra. Se saludaron y tomaron unos cafés en un bar de la Plaza Grande. Allí, entre añoranzas y recuerdos, Juanjo le fue diciendo lo bien que le iba en la vida...
Le dijo, entre otras cosas, que se había divorciado de su primera mujer con la que había tenido un hijo, y que ahora estaba a punto de volverse a casar con una chica estupenda. Estaba viviendo, según le dijo a José Luis, su etapa más feliz. Económicamente había prosperado bastante---siguió contándole---y le suplicó que le visitara en su nueva casa, cerca de la estación. Incluso llegó a ofrecerle compartir juntos un negocio inmobiliario del que él era socio.
A mi amigo José Luis todo esto le entusiasmó; no está pasando el hombre por un buen momento económico ni sentimental. Más bien al contrario, hace algo más de un año que se separó y todavía lo está pasando fatal. Cuando lo del divorcio, recuerdo que ella se fue de Fuente de Cantos, y no ha vuelto a saber nada. Conchi había sido la mujer de su vida, estuvo loco por ella, y no exagero. Pero las cosas terminaron mal, no se entendieron, ¿o tal vez hubo algo más?. En fin, no sé..
El caso es que mi amigo José Luis se desplazó a Zafra y visitó a Juanjo en su bonita casa, que, con rostro saludable y alborozado, iba yendo hacia él por el pasillo dispuesto a darle un fuerte abrazo. Detrás de él divisó la que parecía una hermosa mujer con ganas también de saludarle.
¿Qué por qué os cuento esto así? Mirad:
José Luis, jubiloso, después de abrazar a Juanjo levantó su mirada hacia la que iba a ser la esposa de su amigo, pero la sorpresa que se llevó fue mayúscula. ¡Dios mío, Joaquín!---me dijo por teléfono todavía alterado--¡¡ésa mujer, la que iba a casarse con su amigo, no era otra que la suya, Conchi!!.
Cuando me contó por teléfono la sorprendente historia con su exmujer y su amigo, le vi muy tocado anímicamente, incluso le oí lloriquear.. Y os digo una cosa, creo que no todo fue tan casual como parece
Ahora está destrozado el pobre. Esperando estoy que me llame y me cuente algo más, porque sospecho que aquí hay gato encerrado. Ya os iré diciendo.
Joaquín
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