Hace ya diez años
que recorro el mundo
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Quien vive deprisa no vive de veras
quien no echa raíces no puede dar frutos.
Ser río que corre, ser nube que pasa
sin dejar recuerdo, ni rastro alguno
es triste, y más triste para quien se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.
Quisiera ser árbol mejor que ser ave,
quisiera ser leño mejor que ser humo;
el viaje cansa
prefiero el terruño.
--José Santos Chocano-- (siglo XIX)
Y dijo Dios a Eva, (cuando ésta aceptó la sugerencia de la serpiente y comió la manzana, o el higo): ¡Y parirás con dolor!.. ¡Y aumentaré tus dolores cuando tengas hijos!.. Bien clarito nos lo cuenta el Génesis en el Antiguo Testamento.. ¡En qué mala hora sucumbió Eva a la tentación! ¡Cuánto sufrimiento arrastráis desde entonces!..
Digamos que ésta sentencia o amenaza surtió su efecto durante, casi, dos mil años. Todo el mundo estaba convencido de esta veracidad hasta que llegó el antropólogo inglés Charles Darwin y nos sacó de dudas. Vino a decirnos que, “Dios no pudo ser tan malo como para haceros eso”, ¡que va!, sino que ése dolor y ése sufrimiento para traer niños al mundo se debe a la evolución; así de fácil, y así de inverosímil, entonces, claro..
Los humanos descendemos de un simio parecido a los actuales; andábamos a cuatros patas y vivíamos en los árboles, en África.. Una vez, por capricho de la naturaleza y la geología, el Este del continente negro se quedó sin árboles, se convirtió en sabana, y nuestros antepasados (parecidos a los monos) evolucionaron, se irguieron, echaron a andar a dos patas para mejor otear el horizonte ya despejado de árboles y sobrevivir.. Gracias a esta particularidad empezaron a utilizar mejor las dos manos, se hicieron más inteligentes y el cerebro creció rápidamente. De tal forma lo hizo que un par de millones de años después somos como somos.. Claro que..
Como consecuencia de todo esto el canal del parto de vosotras, las hembras, se complicó, puesto que al haceros bípedas todos los huesos de la espalda y cadera cambiaron. Esto, unido a la enorme cabeza del bebe por culpa de su gran cerebro, hizo que tuvierais que sufrir lo indecible, mientras que para cualquier otro mamífero de cuatro patas parir es coser y cantar. Y mientras nosotros, los machos, de rositas.. en fin..
Joaquin
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