sábado, 3 de abril de 2021

Algunas cosas que me quedaron por decirte..

                                                                                    


                                                                                    





El estío..

Y en el árido ambiente se dilata

la esencia de la flor de los tomillos,

y lento el rio su caudal desata

entre mimbres y juncos amarillos.

Y si al cubrir sus círculos de plata

con sus plumeros blandos y sencillos

la caña dócil la corriente roza,

trémula el agua de placer solloza.


Del valle en tanto en la pendiente orilla

manso cordero del calor sosiega.

Se oyen los cantos de la alegre trilla;

suenan los ecos de la tarda siega;

ardiente el sol en el espacio brilla;

y el cielo azul su majestad despliega,

y duermen a la sombra los pastores

y se abrasan de sed los segadores.


Presta sombra a la rústica majada

la noble encina que a la edad resiste.

En su copa de frutos coronada

la vid de verde majestad se viste.

A su pie la doncella enamorada

canta de amor, pero su canto es triste;

que, en el profundo afán que la devora,

amores canta porque celos llora.

--José Selgas, (siglo XIX)--



Reunida por segunda vez en una semana la Asamblea de sabios judíos (Sanedrín) se disponían, pues, a debatir el asunto que les traían tan preocupados. Todos los miembros estaban ya debidamente informados de los entresijos del caso, que no era otro que: <Qué hacer con ése impostor procedente de Galilea y que dice ser El Mesías.>

Comenzada la sesión, el Sumo Sacerdote ordenó guardar silencio a todos, e inmediatamente un mutismo total embargó la sala de reunión. Con la cara descompuesta por la rabia y con voz contundente fue informando de los antecedentes y fechorías cometidas por el falso profeta.

Habló después del punto de vista del prefecto romano de la provincia, Poncio Pilato, que parecía no querer inmiscuirse demasiado en el tema aludiendo no ser el asunto de competencia romana. 

Mientras escuchaban al Sumo Sacerdote, por las cabezas de los ancianos consejeros judíos pasaba una y otra vez la bochornosa imagen de ése hombre que se decía “Hijo de Dios”, ¡qué disparate!, arrastrando a masas de gente por las ciudades de la región.

Acabada la reunión y después de un intenso debate se acordó por unanimidad dar muerte al impostor. A pesar de que el Sumo Sacerdote había propuesto la lapidación (muerte a pedradas) como mejor manera de hacerlo por ser costumbre judía muy arraigada, se determinó que ése embustero peligroso fuese ejecutado a la costumbre romana , es decir, crucificado...



Esto de arriba es una recreación que me he inventado. Trata sobre cómo pudo haber sido el debate que sostuvieron los mandatarios judíos para desembarazarse de Jesucristo. Os aseguro que tuvo que ser algo muy parecido.

¿Os imagináis que en vez de morir crucificado lo hubieran sentenciado a morir a la manera judía, es decir lapidado?. ¿Sí, que en vez de subir hasta el Gólgota (Calvario) y morir allí en la cruz, hubieran colocado a Jesús sobre una pared y el pueblo, analfabeto y bruto, le hubieran arrojado piedras hasta matarlo? Pues todo hubiera sido muy distinto ¿no les parece?. Entonces no hubiera habido cruces ni los curas harían la señal de la cruz, tan recurrente; tampoco nos tendríamos que persignar cuando entramos en la iglesia o esperamos el trueno de la tormenta después de caer el rayo..

Sí Jesucristo hubiera muerto lapidado en vez de crucificado, no habría Semana Santa, o por lo menos no como la conocemos hoy, ni Calvario, con lo que en Fuente de Cantos nuestro querido barrio y calle con este nombre se llamaría de otra manera. Es más, incluso no sé si habría iglesias ni catedrales pues casi todas ellas están diseñadas con la cruz de base.

Si Jesús no hubiera muerto en la cruz, no se me ocurre cómo hubieran llevado su cuerpo, destrozado por las pedradas, al sepulcro y luego haber resucitado. No tendría la cicatriz de la herida en el costado que le hizo el centurión y que luego, una vez resucitado, mostró a los incrédulos apóstoles, sino que todo su cuerpo estaría mallugado..

Claro, que entonces cuál seria el símbolo del cristianismo, ¿una piedra? ¿El muro donde se apoyaría y caería exhausto por las heridas? Tened en cuenta que el hacer de la cruz el emblema máximo del cristianismo se lo debemos al emperador Constantino “el grande”, que sufrió una alucinación antes de la batalla de “Puente Milvio” a las afueras de Roma.

Con este signo vencerás” así, en mitad de una cruz y con letras en latín, rezaba el lema que vio Constantino. Como ganó esa batalla, desde entonces y hace ya 1700 años de esto, la cruz está en nuestras vidas bien presente.

De todas maneras, sabed que cada religión tiene su emblema, el nuestro es la Cruz, pero los musulmanes tienen la Media Luna, los judíos la Estrella de David de seis puntas y los budistas la Rueda de Ley..

  ¡Y todo por una casualidad!. ¡A punto estuvo de morir lapidado!. En fin..

Joaquín

No hay comentarios:

Publicar un comentario