Yo en mis tristes rimas no pretendo nada:
para mi es bastante
con que mi adorada
para siempre ida,
detrás de mi hombro las lea anhelante
y diga: “Este si que es un buen amante
que nunca me olvida”
--Amado Nervo--
Según el Apocalipsis de San Juan, cuatro jinetes montados en cuatro soberbios caballos nos avisarán del fin del mundo.. Aquel que abra el libro sagrado, custodiado por los cuatro sellos a modo de cerrojo, se encontrará con la profecía..
El caballo blanco simboliza la Gloria; aquél al que se le designe conocerá la victoria y el poder ..
El caballo Rojo, la guerra y sus desgracias; opresión, esclavitud, yugo y sometimiento..
El caballo Negro, flaco y demacrado, significa el hambre y sus terribles consecuencias,
Y el caballo Bayo, (signo de la peste), montado por un jinete con guadaña en mano, significa, La Muerte. Con este último todas las plagas malignas inimaginables se abatirán sobre la tierra; hambrunas, penurias, terribles sequías, epidemias, fetidez, hedores, pestilencias, ¿Covid-19?...la MUERTE..
¿Caerán algún día las peores profecías del Apocalipsis sobre la humanidad? ¿Ese horripilante destino nos espera a los hombres y mujeres aquí en la tierra? ¿Estarán próximos los días que vaticinaba San Juan como castigo por nuestro comportamiento?.. pero..
¿Acaso pensaba San Juan, inspirado por Dios, cuando escribió el Apocalipsis final en nuestros pecados no personales, sino colectivos por el daño infligido al planeta?.
En fin, quizás nos castigue Dios enviándonos una plaga climática con pertinaces sequías y aterradores aguaceros, igual que castigó con azufre hirviendo a Sodoma y Gomorra hace ya una eternidad..
Allá cada cual y su incredulidad, pero mucha gente apunta a esto como lo peor. Eso se deduce, al menos, de la Cumbre del Clima que se celebra estos días en Glasgow.
Y si no, preguntádselo a esa niña sueca tan sabionda, y próxima Patrona del Clima, Greta Thunberg, ella os dirá...
Por cierto, ¡a nosotros aquí en Fuente de Cantos que nos registren!. ¡Sí, que nos digan qué hemos contaminado!..
Nosotros no hemos tenido fábricas humeantes que hacen irrespirable el aire, ni minas a cielo abierto que degrada el paisaje, ni ríos pestilentes por culpa de los desechos humanos. De hecho no tenemos ni ríos..
No, nuestro paisaje está intacto, tan cual estaba hace quinientos años. Si Zurbarán levantara la cabeza y se diera una vuelta por las afueras del pueblo, donde él jugaba hace cuatro siglos, los reconocería perfectamente. Acaso le sorprendiera la carretera y su asfalto...
¡Así que busquen culpables de contaminar el planeta por otros lares y nos dejen tranquilos!..
Claro, que ya nos hubiese gustado tener las fábricas de Baracaldo o Avilés, a pesar de los humos.. entonces seis mil fuentecanteños no hubieran tenido que abandonar el pueblo y emigrar..
Joaquín
Vistas desde el surHospital
San Isidro
Desde los Hornillos
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