Con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón
y su vestido de domingo
Penélope..
Se sienta en un banco en el andén
y espera que llegue el primer tren
meneando el abanico
Dicen en el pueblo
que un caminante paró
su reloj
una tarde de primavera.
¡Adiós, amor mío!
¡No me llores, volveré
antes que
de los sauces caigan las hojas!.
¡Piensa en mí
volveré a por ti!..
Pobre infeliz
se paró su reloj infantil
una tarde plomiza de abril
cuando se fue su amante..
Se marchitó
en su huerto hasta la última flor..
No hay un sauce en la calle Mayor
para Penélope
Penélope..
Tristes a fuerza de esperar
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos
Penélope..
Uno tras otro los ve pasar
mira sus caras, les oye hablar
para ella son muñecos de papel..
--Serrat--
--¿A que no sabes cuál es la primera palabra escrita de la literatura?---le preguntaba a mi amiga--
--No, dímela tú---me contestó ella---
--Pues no lo pienses mucho, “Cólera”---le dije rápido, sin darle tiempo a discurrir---aparece en la Ilíada, ésa magna obra de Homero escrita en verso y que trata sobre la guerra de Troya---
--Preciosa historia, Joaquín, sobre todo el argumento---me respondió--
--Pues yo prefiero la Odisea---le señalé---¡oh, Ulises, el héroe que regresa de aquella guerra de Troya y que, confundido por los dioses, vaga errante por el Mediterráneo en busca de Ítaca, su patria. Lo podemos considerar como el primer viajero de la historia--le aseguré---
Eran nuestras disputas de siempre. Aquel día me recordaba ella una película de aventuras que vio la noche anterior. Yo aproveché para contarle alguna anécdota.
--Mira qué apasionante---insistí---Ulises conoció monstruos, islas idílicas, mares solitarios, y hasta hermosas amantes disfrazadas de sirenas, pero será Calipso, aquella ninfa con exuberante cuerpo de mujer quien aborde de verdad sus ansias de volver a su tierra. Calipso le dice a nuestro héroe que si se queda con ella todo será placer y alegría y evitará el desasosiego que el destino iba a depararle---
--¡Ya ya, algo he leído, Joaquín!---me replicó---y era una oferta tentadora: ¡oh, vivir para siempre en esa paradisíaca isla con una voluptuosa diosa en la plenitud del cuerpo, sin vejez, sin enfermedades, sin malas rachas, sin problemas de próstata, sin demencia senil!. ¡Buah!, y el tío se larga---me sonrió irónica---
--Así es---le dije---y él le contestó que, aunque Penélope, su mujer, era inferior a Calipso, aún así deseaba marcharse a su casa. Después de decidir su ruptura con ella, el sol se puso, llegó el crepúsculo y los dos se fueron a deleitarse con el amor en mutua compañía. Cinco días después, él zarpó de la maravillosa isla, feliz de desplegar las velas al viento--
--Exacto, Joaquín, y Ulises no fantasea---me respondió mi amiga muy sabihonda---podría haber sido un dios, pero opta por volver a Ítaca, la pequeña isla rocosa donde iba a encontrarse con la decrepitud de su padre, Laertes, con la adolescencia de Telémaco, su hijo, y con la menopausia de Penélope, su mujer, jajaja---se carcajeó--
--Ya veo que te conoces la historia al dedillo---le hice anotar sonriendo yo también-- -Sí, Ulises lo tenía claro, abandonó las bondades celestiales que le ofrecía la bella Calipso para volver a Ítaca, su patria chica. Por cierto, todos deberíamos tener una Ítaca a la que volver.. Una patria chica, un pueblo, un lugar donde reconfortarnos de las desdichas pasadas, al menos como fantasía--
--Pues fíjate, yo si sé dónde está mi Ítaca---me replicó ella muy tajante---de hecho siempre lo he sabido, a pesar de las vueltas que he dado por ahí.. Claro, que algunos habrá que sueñe con otras Ítacas. Un hombre o una mujer puede ser una Ítaca ideal para regresar a sus brazos. Sí, porque, ¿quién no ha soñado alguna vez con un amor perdido y volverlo a recuperar después de años en brazos no deseados?---concluyó muy solemne--
Yo sabía de sobra cual era el Ítaca de mi amiga. Ella estuvo casada unos años y lo pasó francamente mal hasta el divorcio. Luego conoció a Luis, su pareja actual del que está profundamente enamorada. Él es su vida desde hace ya veinte años, es decir, su Ítaca..
--¡Oh, qué bonitas te han quedado esas palabras!---le dije---a diferencia tuya, yo no tengo muy claro dónde está mi Ítaca, o mejor dicho, tengo varias, según para qué. Una de mi Ítaca está en mi pueblo. Allí me esperan Laertes, Penélope y Telémaco transformados en recuerdos y nostalgias de un pasado al que quiero volver. Otra tal vez sea el regazo de una mujer, pero no te digo más, jajaja---le contesté riendo--
Joaquin
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