miércoles, 21 de abril de 2021

Con la muerte hemos topado..

                                                                             




¡Qué hermoso es tras la lluvia
del triste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume beber hasta saciarse!

¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve en silencio cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas leguas agitarse!.

¡Qué hermoso es cuando hay sueño
dormir bien... y roncar como un sochantre..
y comer... y engordar..! ¡y, qué desgracia
que esto sólo no baste!..
--Bécquer--


Nunca una muerte es tonta.. Jamás un trance tan doloroso y vital para el ser humano como es la muerte en donde en unas décimas de segundo pasamos de la existencia a la nada más absoluta puede ser tonta ni boba; lo digo por aquella frase que decimos a veces: ¡Qué muerte más tonta tuvo el hombre!.. Son tontas o imbéciles las circunstancias que provocan tantas muertes no la propia muerte..
Somos las personas tan sumamente frágiles, aunque a menudo nos creamos infalibles, que me sorprendo que no muramos con más frecuencia de lo que lo hacemos.. En cualquier lugar por simple y ordinario que nos parezca y por múltiples factores podemos encontrar la muerte. Incluso veo como una proeza inusitada el sobrevivir la niñez y la adolescencia y llegar a viejos expuestos como estamos a tantos peligros...
Apuesto que todos tenemos algún conocido o hemos oído de alguien que perdió la vida en unas circunstancias estúpidas. Acordaros de ese pobre hombre que murió atrapado por las ruedas de su propio tractor hace unos días; seguro que un simple despiste le costó la vida; otros mueren ahogados por corte de digestión, y hasta atragantados por un hueso de aceituna.
Claro, que os digo una cosa, si alguien tenía todas las papeletas para sobrevivir intacto a la niñez y la pubertad, etapas complicadas en la vida de un joven, ese era yo; y no lo digo por nada especial, es que tuve una madre que si era especial.
Mirad, hasta los 18 años no pude ir a la piscina de Bienvenida, la única que había entonces porque no me dejaba mi madre ¡me ahogaría!. (alguna vez me escapé al Bodión en bicicleta, sin su permiso ¡claro!. Si se hubiera enterado le da un pasmo). Llegar tarde a casa, ¡ni de broma!, (la de cosas que me podían pasar)  Y en días de tormenta ni os cuento, ¡hasta pasada cuatro horas desde último trueno no me dejaba salir a la calle!. Bueno, ni tan siquiera asomarme a la ventana podía. Me solía poner de ejemplo a alguien que murió por hacer algo parecido. En fin, siempre tenia un muerto, la pobre, del que echar mano para cada situación que ella entendía peligrosa.. Por supuesto, yo acojonado..
Quizás mi madre me salvara de algún percance por super-protegerme no lo discuto pero, a cambio, lo pagué con desarrollar una aprensión exagerada. Y menos mal que nunca supo lo que le pasó a Allan Pinkerton, el padre de todos los detectives modernos, porque...
El tipo éste, Pinkerton, escocés emigrado a los Estados Unidos, amigo personal de Abraham Lincoln y fundador de la primera agencias de detectives de la historia, mucho investigar, mucho espiar y luego va se resbala y se muerde la lengua, y no sólo eso, sino que después se le infecta y a los pocos días “la palma” el buen hombre; esto ocurría en 1884..
Por cierto, antes de morir, en Chicago, estaba terminando una base de datos con todos los criminales americanos hasta esa fecha; aun la utiliza el FBI.. En fin, ojo avizor, y yo ya sin mi madre..
Joaquín




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