Con la muerte hemos topado..
¡Qué
hermoso es tras la lluvia
del
triste otoño en la azulada tarde,
de
las húmedas flores
el
perfume beber hasta saciarse!
¡Qué
hermoso es cuando en copos
la
blanca nieve en silencio cae,
de
las inquietas llamas
ver
las rojizas leguas agitarse!.
¡Qué
hermoso es cuando hay sueño
dormir
bien... y roncar como un sochantre..
y
comer... y engordar..! ¡y, qué desgracia
que
esto sólo no baste!..
--Bécquer--
Nunca
una muerte es tonta.. Jamás un trance tan doloroso y vital para el
ser humano como es la muerte en donde en unas décimas de segundo
pasamos de la existencia a la nada más
absoluta puede ser tonta ni boba; lo digo por aquella frase que
decimos a veces: ¡Qué muerte más tonta tuvo el hombre!.. Son
tontas o imbéciles las circunstancias que provocan tantas muertes no la propia muerte..
Somos
las personas tan sumamente frágiles, aunque a menudo nos creamos
infalibles, que me sorprendo que no muramos con más frecuencia de lo
que lo hacemos.. En cualquier lugar por simple y ordinario que nos
parezca y por múltiples factores podemos encontrar la muerte.
Incluso veo como una proeza inusitada el sobrevivir la niñez y la
adolescencia y llegar a viejos expuestos como estamos a tantos
peligros...
Apuesto
que todos tenemos algún conocido o hemos oído de alguien que
perdió la vida en unas circunstancias estúpidas. Acordaros de ese
pobre hombre que murió atrapado por las ruedas de su propio tractor
hace unos días; seguro que un simple despiste le costó la vida; otros mueren ahogados por corte de digestión, y hasta atragantados por un hueso de aceituna.
Claro, que os digo una cosa, si alguien tenía todas las papeletas para
sobrevivir intacto a la niñez y la pubertad, etapas complicadas en
la vida de un joven, ese era yo; y no lo digo por nada especial, es
que tuve una madre que si era especial.
Mirad,
hasta los 18 años no pude ir a la piscina de Bienvenida, la única
que había entonces porque no me dejaba mi madre ¡me ahogaría!. (alguna vez me escapé al Bodión en bicicleta, sin su permiso ¡claro!. Si se hubiera enterado le da un pasmo).
Llegar tarde a casa, ¡ni de broma!, (la de cosas que me podían pasar) Y en días de tormenta ni os cuento, ¡hasta pasada cuatro horas desde último trueno no me dejaba salir
a la calle!. Bueno, ni tan siquiera asomarme a la ventana podía. Me solía poner de ejemplo a alguien que murió por hacer algo parecido. En fin, siempre tenia un muerto, la pobre, del que echar mano para cada
situación que ella entendía peligrosa.. Por supuesto, yo acojonado..
Quizás mi madre me salvara de algún percance por
super-protegerme no lo discuto pero, a cambio, lo pagué con desarrollar una
aprensión exagerada. Y menos mal que nunca supo lo que le pasó a Allan
Pinkerton, el padre de todos los detectives modernos, porque...
El tipo éste, Pinkerton,
escocés emigrado a los Estados Unidos, amigo personal de Abraham
Lincoln y fundador de la primera agencias de detectives de la
historia, mucho investigar, mucho espiar y luego va se resbala y se
muerde la lengua, y no sólo eso, sino que después se le infecta y a
los pocos días “la palma” el buen hombre; esto ocurría en
1884..
Por
cierto, antes de morir, en Chicago, estaba terminando una base de
datos con todos los criminales americanos hasta esa fecha; aun la
utiliza el FBI.. En fin, ojo avizor, y yo ya sin mi madre..
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario