Ellos se lo pierden

                                                                                

Perdóneme de nuevo, si le digo estas cosas, 

pero ni los rosales dan solamente rosas; 

y no digo estas cosas por usted ni por mí, 

sino por los amores que terminan así... 

Pero vea, señora, que diferencia había 

entre usted, que lloraba, y yo, que sonreía, 

pues nuestro amor concluye con finales diversos: 

Usted besando a otro; yo, escribiendo estos versos...

--J. A. Buesa--

Evidentemente el castellano, o español, tiene futuro, y mucho. ¿Que por qué os digo esto? Pues es que resulta que nuestro idioma ya no es propiedad ni monopolio de los españoles, ¡que va!, nos han quitado ese privilegio. Ya no es España el país donde más se habla nuestro idioma, sino en México, donde lo dominan nada menos que 131 millones de personas.

Pero no sólo México nos supera en castellano-hablantes, también Colombia con 55 millones, y después en Argentina con 47,5 millones de personas y, ¡pasmaos!, los Estados Unidos, con 48 millones, y Venezuela con 33 millones, y... Bueno, este un poco menos.. 

En España hablamos castellano 47 millones pero, si le quitamos los, aproximadamente 8 millones que usan más su lengua autóctona, nos quedarían unos 39 millones que lo usamos como lengua propia..

Por supuesto yo estoy encantadísimo con que otros países nos superen en número de castellanohablantes; es una hermosa lengua que hemos inventado nosotros. Y lamento, por otra parte, que los nacionalistas periféricos patrios despotriquen de él y quieran imponer sus diminutos idiomas a la fuerza. En fin, allá ellos.. 

Pero mirad qué cifras:

Idioma castellano-- 600 millones de hablantes lo usan como lengua propia.

Catalán-- 8 millones, pero apenas la mitad lo usan

Vasco- 2 millones y sólo la mitad lo usan 

Gallego- 2,7 millones y sólo la mitad lo usan

Valenciano- 5 millones, y sólo la mitad lo usan

Lo dicho, está muy bien que quieran mantener sus lenguas, faltaría más, pero, por favor, que no despotriquen del español, que también es suyo. 

Y encima utilizan pinganillos para entenderse en el Congreso. Claro, que luego al acabar la sesión se van al bar del recinto y hablan todos en castellano, ¡Ay, Dios, qué tropa!.. 

Joaquín