Esta noche al oído me has dicho dos palabras,
dos palabras tan dulces que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla
--Alfonsina Storni--
El café es estupendo para nuestra salud, previene la diabetes y mejora la memoria; eso dicen.. ¡Uffff, qué haría yo sin cafetitos mañaneros!..
Pero el café tiene su historia. Mirad, sino:
Dice la leyenda que allá por el año 850 de nuestra era, un pastor musulmán que vivía en Etiopía veía cómo sus cabras estaban siempre muy activas y nerviosas. Quiso el pastor comprobar la razón de esa actitud, y llegó a una conclusión: la culpa era de unos frutos caídos del cafeto que mordisqueaban la chivas.
Un santón que había escuchado el relato del cabrero y necesitaba estar más tiempo despierto para sus rezos, utilizó esos granos de café como infusión, y ahí empezó todo...
Los primeros pasos del café en Europa fueron confusos; muchos decían que era venenoso, o que viniendo de países infieles era poco menos que pecado. El Papa Clemente VII disipó la dudas bebiendo él mismo ante su curia de cardenales una taza de café, mientras decía en plan socarrón: “No siempre lo de los infieles es cosa mala, hijos míos"..
Y es que los Papas de entonces sabían vivir, no como Francisco, tan austero, y tan agrio..
En el siglo XVIII el café se vendía en las farmacias, convirtiéndose en la bebida de moda de aquellos tiempos.. Y así hasta nuestros días; trescientos años llevamos bebiendo café. En Marsella, ciudad de marineros por antonomasia, a uno de ellos le dio por echar un poco de coñac al café, e inventó el carajillo.
Por cierto, en Fuente de Cantos tenemos muchos y muy buenos lugares donde tomar un cafetito. No tantos como hace años, que teníamos casi una taberna en cada calle y en cada barrio, pero, apuesto que de los veinte no pasa. Esto nos da 235 personas por bareto. Aún así no llegamos a la media de España que está en 175 personas por bar..
La pena es que tenemos barrios enteros sin una mísera taberna. Ahí tenemos, por ejemplo, el Calvario, no recuerdo ninguna, ni en la Fontanilla. Si hay un bar en el Caño, otro en la Plaza del Olmo y uno más en Cuatro Caminos el resto, excepto un par de ellos en el centro, todos en la carretera..
¡Ay, qué tiempos aquellos en los que, sólo en el Altozano de los Coches había hasta seis buenos bares!. En fin...
Joaquín
calle Iglesia
calle Isabel la Católica
calle Jesús
calle Laurel
Plaza de Magallanes
Plaza del Padre Manjón
calle Nueva
Cerca de la plaza de abastos, empezando por ls calle Arias Montano: Megías, señor Serrano, Dámaso, Marina, Benito, Tadeo, la Posá de Felipe, Joaquín Magro (calle Cervantes), El Sargento Suárez (hoy el picaó), y Elías de la Puente (esquina la Sangre- Méndez Núñez) y un poco más retirados Luis Panea (pl. Manuel Csrrascal) y El Galocho ( hoy Peña Flamenca). Todos ellos en pañuelo. ¡Qué tiempos aquellos de los años cincuenta!
ResponderEliminarY que lo digas, Juan, qué tiempos aquellos de tanta movida en el centro. De todos los que mencionas, algunos recuerdo. Gracias por tu valiosa información. Un abrazo..
EliminarEste "anónimo" soy yo, Juan Ramírez. No sé por qué ha salido así.
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