Aquí el más tonto hace relojes.

                                                                              

No, madre, no te olvido;

más apenas ayer ella se ha ido,

y es natural que mi dolor presente

cubra tu dulce imagen en mi mente.

Ya juntas viviréis en mi memoria

como oriente y ocaso de mi historia,

como principio y fin de mi sendero,

como nido y sepulcro de mi gloria,

¡pues contigo nací, con ella muero! 

--Amado Nervo--

Un tipo inteligente es aquel que sabe perdonar cuando es preciso, se muestra humilde y atento en sus relaciones sociales y no alardea de sus grandes conocimientos. Además de poseer algunas virtudes más. Todas juntas forman eso que llaman ahora, Inteligencia Emocional. Porque de poco vale ser muy listo y tener un coeficiente de inteligencia superior a la media si en las relaciones humanas eres una nulidad; lo que te lleva a la larga a ser un desgraciado..

Fijaos: Isaac Newton, el tío más sabio que ha existido nunca, que descubrió él solito la inmensa ley de la gravedad, era un petardo como persona. Y encima se tiró, el tío, los últimos diez años de su vida de alquimista, intentando conseguir oro puro mezclando otros minerales, ¡ya véis qué bobada!..

Steve Job, el famoso fundador de Apple, la empresa más rentable que jamás ha existido, dejó de tratarse con medicinas el cáncer que padecía para someterse a sesiones de acupuntura y zumoterapia, murió al poco tiempo, claro.

Linus Pauling, premio nobel de física, un científico super-sabio en lo suyo, pues se pasó años asegurando que los complementos vitamínicos curaban el cáncer; ¡qué chorrada!..

O el mismísimo Edison, el inventor de la lámpara eléctrica y de tantas cosas, se le fue la olla insistiendo en la obsoleta corriente continua en vez de la alterna.

Bueno, y no digamos de Arthur Conan Doyle, el padre del personaje literario Sherlock Holmes, tan sagaz, que se hizo millonario con sus relatos; pues nada, el menda, los últimos quince años de su vida los dedicó al espiritismo y la magia negra, obsesionado con el más allá.

En fin, el que esté libre de pecado quetire la piedra.

Joaquín