¿Tú conoces al Piyayo,
un viejo renegrío, reseco y chicuelo;
con mirada de gallo pendenciero
y hocico de raposo tiñoso,
que pide limosna por tangos
y maldice cantando fandangos?
A chufla lo toma la gente,
y a mi me da pena
y me causa un respeto imponente.
Ata a su cuerpo una guitarra,
que chilla como una corneja,
zumba como una chicharra.
y tiene arrumacos de vieja pelleja.
Yo lo he visto cantando, babeando
de rabia y de vino, bailando
con saltos felinos
tocando a zarpazos,
los acordes de un viejo tangazo.
--José C. Luna-- (siglo XIX)
La luz del día se refleja en el blanco inmaculado que recubre la ermita de Nuestra Señora de la Hermosa, haciendo honor su nombre. Difícil concebir cualquier atisbo de sombra con tanta luz; incluso en la oscuridad de la noche, la luz tenue de las farolas hermosea su blancura. Se nota que estamos en el sur, y el sur es blanco y luz.
Como
una luminaria blanquecina, se levanta en una de las partes más
elevada de la localidad, muy cerca de donde transcurre la Vía de la
Plata.
Sobresale por detrás de la
fachada principal una cúpula de estructura poligonal, cubierta por
teja rojiza, como única excepción a la blancura. Cinco aberturas
tiene la estructura central del campanario. A tres de ellas se asoman
con soltura y ligereza otras tantas campanas. Las otras dos, como si
de un soportal elevado se tratase, comunican con el interior y una
escalinata de ascenso sube a la superficie donde están las campanas.
En el descanso, uno se imagina a Quasimodo, ascendiendo y descendiendo escalinatas interiores y exteriores, corredores, pasadizos y escondites por este Sacre Coeur extremeño. El edificio data del s. XV, pero fue reformado durante el XVIII y unificadas las tres naves que tenía en una sola.
Destaca de la ermita el retablo mayor de estilo barroco, que contiene en su parte central una imagen de Nuestra Señora de la Hermosa, del s. XVIII. Merece destacarse también las pinturas, de la escuela sevillana, a ambos lados de la capilla mayor; por un lado los evangelistas y por otro, escenas cotidianas de la Virgen. Hay un hermoso lienzo del Cristo de la Encina y en esta ermita, igualmente se guarda a La Aparecida, la primitiva Virgen de la Hermosa, una talla gótica del s. XV.
Conste: así tal cual lo acabo de copiar. Fijaos también en las fotos..
Exterior de la ermita
Interior de la ermita
Retablo mayor de estilo barroco. En su parte central la imagen de Nuestra Señora de la Hermosa, del s. XVIII. En la parte superior un Crucificado vivo de cierto valor artístico y a su derecha e izquierda San Elías y San Francisco de Paula. En la parte inferior San Juan Bautista y el arcángel San Miguel
Retablo de San Antonio Abad, (patrón de los animales domésticos) en un lateral de la ermita. Se terminó de dorar en 1774. Otro día hablaremos de él, tiene una historia apasionante. Hubo cofradía en el pueblo dedicada a este santo.
Que imágenes más preciosas
ResponderEliminarQue imágenes más preciosas
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