sábado, 9 de abril de 2022

Una carta al cielo..

                                                                                       



 ¡Ah, de la noche trágica me acuerdo todavía!

¡El ataúd heráldico en el salón yacía,

mi oído fatigado por vigilias y excesos,

sintió como a distancia los monótonos rezos!

Tú, mustia, yerta y pálida entre la negra seda....

La flama de los cirios temblaba y se movía,

perfumaba la atmosfera un olor de reseda...

un crucifijo pálido los brazos extendía,

¡y estaba helada y cárdena tu boca que fue mía!

--José A. Silva--



--Hoy hace dos años que empezó la guerra de Ucrania, ¿te acuerdas?-- -le pregunté a mi amiga mientras comíamos ayer en su casa--

--¡Cómo no me voy acordar, Joaquín!---me respondió—treinta mil muertos, entre ellos muchos niños y medio pais devastado costó el capricho de Putin--

--Pero, ¿a que no recuerdas la historia de aquella niña ucraniana de la carta? Sí, aquella que tanto dio que hablar en los medios informativos---le dije señalándole la tele--

Era domingo y los telediarios de la tarde informaban del segundo aniversario de aquella hecatombe. Las imágenes que daba la tele de aquel conflicto bélico eran terribles. En ese momento mostraban a una niña entre los escombros de una ciudad derruida buscando a sus padres. Mi amiga, a pesar de llevar cinco años casada no tiene hijos, y sé que los busca con ahínco. Por eso sabía que la historia de aquella niña le iba a volver a conmover--

--No me acuerdo, Joaquín, pero no me hagas llorar, por favor, no tengo cuerpo para eso-- -casi me suplicó-- 

--Ponte en situación--insistí desoyendo sus súplicas-- -fue el Día de la Madre del año pasado. Una niña ucraniana de seis años, refugiada en España, Irina, le escribe una carta a su madre, muerta en un bombardeo de Mariupol, casi al empezar la guerra. La dirección de entrega que pone la pequeña: “Al Cielo” Así de sencillo, y así de ingenuo.. 

En la carta la niña le dice a su mami cuánto la quiere y cuánto la echa de menos.. Su madre adoptiva española, Teresa, le compaña a la oficina de correos cercana a su domicilio aquí en Madrid, y meten la carta en buzón.. En absoluto esperaban respuesta alguna, como es lógico, pero...

Habían pasado cuatro días.. Inesperadamente una mañana el cartero se detiene en su puerta. Trae una carta para la niña Irina Denysova.. Remitente: --Mami, Puerta del Ángel, nº 1, El Cielo-- . 

La niña lloró desconsolada mientras escuchaba con atención a Teresa, su nueva madre, leerla. Las dos se abrazaron al terminar.

Aún recuerdo lo que decía la carta—seguía contandole a mi amiga—la leí en un periodico y eso no se olvida fácilmente. Escucha con atención:

“Mi hermosa Irina:---decía la carta---Muchísimas gracias por acordarte de mi en este día tan especial.. Eres una entre un millón para mi.. Millones, billones y trillones es cuanto te quiero. Estás creciendo y pronto te convertirás en una chica muy inteligente y maravillosa. Estoy muy orgullosa de ti y, aunque no esté ahí contigo te veo crecer cada día. 

¡No sabes cuánto te hecho de menos y las ganas que me dan de bajar, abrazarte y tenerte entre mis brazos, hija mía!. Cuando seas un poco mayor entenderás que no puedo. Tú sabes que eres y serás siempre mi hijita del alma, ¡mi niña!.. Sigue siendo así de buena, crece y sé feliz. Algún lejano día volveremos a encontrarnos las dos, ¡y entonces no nos separaremos jamás!..

Muchos besos y abrazos, de tu mami-

--¡No me digas que no es emotiva la carta!---le dije a mi amiga al terminar de contarle---y te advierto, aunque suene cruel, es más llevadero que una niña viva mientras su madre muera, que justo al revés. Una niña de cuatro años vivirá siempre con la ausencia de su madre en su corazón, pero se hará mayor y poco a poco se acostumbrará a estar sin ella; otras personas y otras circunstancias llegarán a su vida y la colmarán de afecto--

--Joaquín te has empeñado en hacerme llorar y al final lo has conseguido-- -me dijo mi amiga con los ojos colorados de la llorera---¡claro que tienes razón!. Me pasa a mi eso y no podría soportarlo. Cuántos niños se quedarían huérfanos en aquella infame guerra---concluyó--

--Por cierto---proseguí intentando aclararle el asunto---fijate cómo sucedió la cosa.. Creyendo atender a una súplica de amor y ternura de una infortunada niña por su madre ausente, la carta la escribió un anónimo funcionario de correos, tal vez sin ser consciente de la inmensa alegría y felicidad que le iba a proporcionar su gesto a la pobre niña, o si, vete a saber--

Terminamos de comer y recogimos la mesa. En el telediario ya se habían olvidado de la guerra y hablaban ahora de las elecciones generales a celebrar en poco más de un mes. Según las últimas encuestas---decían---a Pedro Sánchez le va a costar renovar el gobierno frankenstein, la economía no se había recuperado año y medio después de acabada aquella incomprensible guerra.

Joaquín







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