Aun lo recuerdo: cada hora
tenía inconsciencia bullidora,
llanto risueño, luz, fragancia.
Cabía una vida en cada hora..
Era la infancia.
Tras la feliz algarabía,
la carne y el mundo en un día
perdieron su clara inocencia.
Silencio tras la algarabía,
adolescencia.
Con tal avidez y tal fuego
las rosas abriéronse luego,
que hasta en el sueño hubo inquietud.
Devoradora como un fuego
fue la juventud.
Viviré preso en el recuerdo,
ya sin locuras, triste, cuerdo,
de cuerpo frío y alma inerte.
Y a la salida de un recuerdo
veré a la muerte.
--Alfonso H. Cata-- (siglo XIX)
Lo acabo de leer en un libro de nuestro ilustre historiador, Felipe Lorenzana: antiguamente se celebraban en Fuente de Cantos diez fiestas de guardar, todas de carácter nacional y de obligado cumplimiento. Todas eran, a su vez, fiestas religiosas. Curiosamente, la Semana Santa no era fiesta oficial, aunque sí salían las procesiones..
El Domingo de Ramos empezaban las procesiones, igual que ahora y, eso sí, toda la población tenía el deber de respetarlas, con lo que a nadie se le ocurriera hacer manifestaciones en su contra, ni se declarara de otro culto que no fuera el católico.
Hace cien años el catolicismo se daba por hecho en todas las capas de la sociedad, incluidos los más radicales de izquierdas, republicanos y hasta anarquistas si los hubiera. El ateísmo u otras religiones era impensables en Fuente de Cantos, la diferencia radicaba en ser más o menos fervoroso.
Fijaos hasta qué punto eran severas las ordenanzas, digamos doctrinales de la iglesia, que no se podía comer carne los viernes de Cuaresma, los de las cuatro témporas (28 de febrero, 2 y 3 de marzo, 30 de mayo, 1 y 2 de junio) 18, 21 y 22 de septiembre, 19, 21 y 22 de diciembre, las vigilias de Pentecostés, la Asunción, y la Natividad de Cristo. Los ayunos había que hacerlos los mismos días en los que no se podían comer carne, además de los miércoles y sábados de Cuaresma. Así que, ríanse ustedes del Ramadán musulmán.
Por cierto, a parte de estas prohibiciones religiosas estaban las municipales, por ejemplo:
Los fuentecanteños tenían prohibido durante la semana: concentraciones, disparar cohetes y petardos, cantar canciones subversivas, cantar de noche, hacer serenatas, así como cencerradas, que no era otra cosa que hacérselas a las viudas que volvían a casarse.
¡Ah!, y por supuesto a las once en casa, en invierno. En verano tiraban la casa por la ventana, hasta las doce dejaban a los fuentecanteños que pudieran estar por bares y lupanares, o pelar la pava, no más.
En fin, juzguen lo que hemos cambiado..
Joaquín
Paseo de Extremadura
Fontanilla
Calle Jesús
Hospital de San Diego
Calle Hermosa
Calle Isabel la Católica
Calle Huelva
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