viernes, 29 de abril de 2022

Si me das a elegir, yo lo tengo claro

                                                                                



Oigo, patria, tu aflicción,

y no entiendo porqué callas,

viendo a traidores canallas

despedazar la nación.


Lloras porque te engañaron

los que lealtad prometieron

los mismos que te aplaudieron

y la ley corroboraron.

--B. L. García--



Según una reciente encuesta, el 40% de los españoles estaría dispuesto a quitarle poder a las autonomías; consideran excesivo el gasto y grande el estropicio. 

El advenimiento de las autonomías y, sobre todo el comportamiento de algunos de sus dirigentes, han  contribuido con su eterno victimismo a que los españoles nos sintamos como una familia mal avenida que se tira los trastos a la cabeza. No obstante yo no me resigno.

No, no me resigno a creer que un día se recomponga nuestra histórica unidad, porque sé que ante adversidad de una calamidad suprema, no dudaremos ni un instante en recoser los vínculos que nunca debimos romper.

Fijaos: 

Tenemos que aceptar que un catalán sea emprendedor y tacaño a la vez, pero que lidere nuestra modernidad. O que un andaluz, además de simpático, siga representando la más genuina tradición española... Y que los valencianos sean bilingües sin recato y con honestidad, sin renunciar a nada. Lo mismo que los noblotes vascos y los circunspectos y apañados gallegos, allá en sus tierras verdes..

Y debemos admirar a los austeros castellanos y aplaudir su fecundo pasado... Y valorar como se merece el amor a su tierra de los aragoneses porque no tienen empacho armonizarlo con el de España. Y llegaremos, si nos lo proponemos, a comprender la disconformidad de los canarios, tan lejos, o la espléndida insularidad de los mallorquines, enriquecidos.

Y comprenderemos, como no, a los sufridos extremeños, tan olvidados; lo mismo que amparamos a los singulares asturianos en su deriva industrial. Y saciaremos la sed de los murcianos, con solidaridad inusitada. Y visitaremos Madrid, nuestra capital, al menos una vez en la vida. Y hasta nos beberemos el vino riojano, si fuese menester para que progresen.

Miremos, pues, como algo digno las diferencias y no nos ataquemos. ¡Ojalá, llegue el día en que cada cual, en su papel de su pequeño terruño, contribuya al engrandecimiento de esta hermosa nación!. Un país del nunca debimos avergonzarnos de llamar sin pudor y con orgullo ¡España!.

Joaquín Yerga





1 comentario:

  1. Bueno esque esta españa nuetra que engloba a diferente nacionalidsdes es muy dificil que pensemos iguales

    ResponderEliminar