Por tus ojos encendidos
y por lo mal puesto de un broche,
pensé que estuviste anoche
jugando a juegos prohibidos.
Te odié por vil y alevosa:
te odié con odio de muerte :
nausea me daba de verte
tan villana y tan hermosa.
Y por la esquela que vi
sin saber cómo ni cuando,
sé que estuviste llorando
toda la noche por mi.
--José Martí--
En muchas de las tumbas donde están enterrados los faraones de Egipto colgaba (en alguna pared de la cámara funeraria) una placa de arcilla con la sentencia “La muerte golpeará con su miedo a todo aquel que turbe el sueño del faraón”. Howard Carter la encontró cuando entró en la de Tutankamón, pero no dijo nada..
La tumba de Tutankamóm fue profanada por el arqueólogo inglés Howard Carter el 4 de noviembre de 1922. Unos meses después a Lord Carnavon, el millonario que había financiado la expedición de Carter, fue picado por un mosquito; poco después se cortó la picadura mientras se afeitaba y en una semana murió de septicemia.
Un mes más tarde de la apertura de la tumba, Audrey Herbert, hermano de Lord Carnavon, falleció repentinamente al regresar a Londres. Arthur Mace, el que había derribado el último muro antes de acceder a la cámara real, murió inexplicablemente en El Cairo poco después.
Sir Douglas Reid, que había radiografiado la momia de Tutankamón, enfermó y volvió a Suiza, donde murió nada más llegar. La secretaria de Carter cayó fulminada no mucho más tarde por un ataque al corazón y su padre se suicidó al conocer la noticia.
Un profesor canadiense que había estudiado con Carter la manera de acceder a la tumba falleció de un derrame cerebral al regresar a Egipto. Sólo Howard Carter, que necesitó diez años para terminar de hacer el inventario de todo lo que allí había, falleció de muerte natural, justo al poco de terminarlo.
Tutankamón (XVIII dinastía) llamado el rey niño, murió a los 19 años de una infección producida seguramente por la malaria hace ya 3.330 años; ahí es nada..
Todo un acontecimiento mundial con fotógrafos y periodistas al pie del cañón fue la apertura y entrada de Howard Carter a las cuatro cámaras funerarias de la buscada tumba de Tutankamón.
Lo que Carter allí se encontró superaba con mucho a lo que nadie se imaginaba siquiera: cuatro grandes estancias repletas de objetos, ataúdes, figuras, y demás piezas de oro macizo y materiales nobles. Y lo que es más importante, la momia intacta del faraón, con su preciosa máscara funeraria metida en su sarcófago de 125 kilos de oro puro tal y como la habían dejado miles de años atrás..
En fin, quién sabe si algún día encontremos otra tumba también intacta de algún que otro faraón importante como Ramsés II, tan buscada.. Aunque, supongo, tendrán mucho cuidado con la maldición, que haberla hayla...
Joaquin
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