Luzco del mundo en la gentil pavana
sobre el recio tahalí de mi tizona,
una cruz escarlata que pregona
mi abolengo de estirpe castellana.
Tengo cien lanzas combatiendo en Flandes,
mil siervos en las faldas de los Andes,
un condado en la tierra montañesa,
un fraile confesor de la condesa,
cien lebreles, diez pajes y un castillo.
--Enrique L. Alarcón-- (Siglo XIX)
Al principio de la Edad Media, el Latín, al no estar ya sujeto por un Ente Superior como antaño lo estaba por Roma se fue adulterando y apropiándose de palabras de otros idiomas (barbarismos). Y como la inmensa mayoría de la gente era analfabeta, pues a medida que pasaba el tiempo peor se hablaba..
Y llegó el momento en el que, lo que antaño era un idioma único y sólido se convirtió en unas cuantas y mal-habladas lenguas llamadas Romances, que se afianzaron en cada comarca de una forma diferente...
Y así surgieron: el castellano, el astur-leonés, el francés, el catalán o el gallego, cuya base es el Latín, pero que cada uno incorporaban palabras y conceptos diferentes.
Sólo los monjes de los monasterios, mucho más cultos y por necesidades religiosas, siguieron empleando en sus escritos el Latín de siempre, que en comparación con los otros más vulgares (de vulgo, pueblo llano) se le llamó, el Latín culto.
Sobre el siglo XIII, Castilla se hizo el condado más poderoso y acabó por absorber al resto de vecinos (León, Asturias, Galicia), y el castellano se impuso en estas zonas.
Después, pasado el tiempo, ya sabemos que gracias al matrimonio de Isabel y Fernando (Reyes Católicos) se unió a Aragón y Cataluña (que juntos formaban ya un reino) para unificar otra vez esto, que muchos tontainas se avergüenzan de nombrar siquiera, llamado España.
Joaquín
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