Porque no me seduce la hermosura,,
ni el casto amor, ni la pasión impura;
porque en mi corazón dormido y ciego
ha caído un gran soplo de amargura,
que también pudo ser lluvia de fuego.
--Juan J. Tablada--
Al contrario que nosotros, que valoramos tarde y mal y olvidamos rápido, los norteamericanos veneran a sus Padres de la Patria como seres sobrenaturales. Para ellos son el espejo donde mirarse y están bien orgullosos de la nación que crearon una vez, hace unos escasos 250 años.
Los primeros de esos padres fueron los llamados, siete fundadores, que redactaron la Carta de Independencia en 1776, culminando así la emancipación definitiva de Inglaterra. Sin embargo, pasado el tiempo y acaecida la historia se ha depurado esa lista y son cuatro los que han quedado como los pilares en los que se sostiene el gran armazón heroico-emotivo de los Estados Unidos: George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt. Todos ellos han sido presidentes.
El segundo presidente por orden cronológico, un hombre idolatrado por los yanquis fue Thomas Jefferson. Al igual que George Washington terrateniente y aristócrata.
Jefferson fue el verdadero ideólogo del cotarro y el más preparado de los padres fundadores. Estudió e hizo de todo, filosofía, literatura, arquitectura... Durante su presidencia compró Luisiana a Francia por dos perras y creó la universidad de Virginia. Se casó con una joven viuda de veintitrés añitos y tuvo unos cuantos hijos.
No obstante Jefferson enviudó muy pronto y se amancebó con una esclava negra de su propiedad, Sally Hemming, de treinta años menos. Parió ella un montón de niñitos mulatos de él. Por supuesto, como eso estaba mal visto mantuvo el largo romance en secreto.
Cuando la gente visitaba la residencia de Jefferson se sorprendía sobremanera al comparar el gran parecido físico de estos niños esclavos con el bueno de Thomas.
Hace unos años la revista Nature se propuso hacer un estudio: recogieron unas muestras de ADN de gente de la zona y resulta que mas de 800 personas portan un cromosoma especial que solo puede ser del tercer presidente, “el despabilado y fogoso” Jefferson.
Al ser el principal redactor de la Constitución Americana, en donde se dice que todos los hombre nacemos y seremos iguales, demuestra que un poquillo hipócrita al igual que Washington, si que era, pues en su diario y cartas personales escribió cosas como: “No se debe permitir la mezcla de blancos y negros porque eso degrada a la humanidad...” Y cosas peores.
En fin, por aquí la hipocresía también campa por sus respetos..
Joaquín