¡Ay, el tiempo!. Tan relativo, tan cambiante..
Despiadado tiempo que fugaz transita cuando te miro.
Efímero tiempo que vuela mientras te pienso.
Insoportable tiempo el que espero ansiando unos besos,
un, “te quiero”, unas palabras tuyas, de amor
--Joaquín--
Cuando los ingleses llegaron a Australia en el siglo XVIII y vieron por primera vez a ese animal tan raro con una bolsa en la barriga donde llevaba a su cría a medio hacer, preguntaron a los indígenas el nombre de ése bicho. Estos le contestaron --“Kan-Guh-Ru”-- que significa en su lengua.. “No le entiendo” Los guiris, ¡tan listos ellos!, creyeron que ése era el nombre del animal, y con Kanguro se quedó la cosa..
Y hay más...
En 1860, cuando Estados Unidos se dispuso administrar el recién descubierto territorio de Idaho, en las Montañas Rocosas, un senador un poco excéntrico, todo hay que decirlo, propuso llamarle así, Idaho, que, según él, significaba en el idioma de los indios Shosones, “el sol que nace en las montañas” A todos le pareció maravilloso el nombre.. pero..
Años más tarde descubrieron que lo que realmente significaba era “mierda de búfalo” Y, ¡claro!, ya no era plan de cambiarlo. En fin, las cosas de los guiris..
Joaquín
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