Cinco minutos bastan para soñar toda una vida. Así de relativo es el tiempo.
(M. Benedetti)
Mirad qué preguntas.. ¿Existe el pasado?. Yo creo que no. ¿Y el futuro?. Pues tampoco. Bueno, quizás existan pero solo en nuestras cabezas. El presente es lo único real y verificable.
Si preguntáramos a alguien, qué es el tiempo, estoy seguro que no sabría qué decirnos, Decía San Agustín cuando alguien sacaba el tema a colación “Si nadie me lo pregunta, lo sé; si deseo explicarlo a quien me lo pregunta, no lo sé” Y no le faltaba ni pizca de razón al bueno de San Agustín. Difícil y peliagudo asunto éste, porque...
El tiempo subjetivo de cada uno es ya de por sí muy relativo. Por ejemplo, imaginaros por un momento (si no tenemos en cuenta los relojes) la gran diferencia que hay entre los quince minutos sufridos ante el dentista cuando nos hacemos una ortodoncia, con los quince minutos que disfrutamos en compañía de unos buenos amigos tomando unas cañas de cerveza; pues ésa variabilidad e inconsistencia del tiempo nos lo reveló Einstein con su teoría.
A la velocidad de la Luz (300.000 kms por segundo) el tiempo se dilata, varía, no es fijo ni inamovible como pensábamos. Es más, el tiempo ya no sería lo que es, sino que pasa a ser otra dimensión, como el espacio. Sí, ya sé que es muy difícil de comprender, el mismo Einstein no pudo demostrarlo. Ahora, cincuenta años después de su muerte, lo estamos comprobando.
Suelen poner siempre el mismo ejemplo, el los hermanos gemelos, para explicar lo del tiempo. Si a uno de ellos lo embarcamos hacia el espacio en una nave espacial a velocidad cercana a la de la luz, y al otro simplemente lo dejamos aquí en su casa, al cabo de unos años, el viajero, a su vuelta, habrá rejuvenecido un montón de años respecto a su hermano. El tiempo a esas velocidades transcurre mucho más despacio.
Nos regimos por el tiempo de siempre, por supuesto y aun nos sirven los viejos relojes, pero imaginemos qué puntazo será cuando podamos alcanzar esas velocidades cercanas a la de luz. Pues que en vez de dejarnos hacernos un lifting en la cara y piel por un cirujano plástico, nos daremos una vuelteceita alrededor de la tierra y aterrizaremos hechos unos pinceles y unos cuantos años más jóvenes.. Claro, que otra cosa será el precio.. En fin..
Joaquín Yerga
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