miércoles, 21 de octubre de 2020

Cuando esto acabe...

                                                                               





Acuérdate, amigo..
Ocurrió durante aquel vendaval invisible, 
callado y letal, llegado de oriente que
a su paso tanto dolor y muerte dejó.
La tierra quedó herida, la gente lastimada,
los sueños rotos, las ilusiones perdidas... 
--Joaquín--


Cuando todo esto termine será como cuando un violento tornado acaba de pasar por un pueblo del centro-oeste americano y la gente sale a la calle por primera vez a comprobar qué ha quedado en pie. Quizás nosotros tengamos que hacer lo mismo.
Sí, cuando acabe ésta calamidad podríamos ir a la plaza del barrio y pasar lista uno por uno a comprobar quienes faltan. Apuesto que nos llevaríamos grandes sorpresas al ver la enorme cantidad de conocidos que ya nos están entre nosotros. A Jesús, por ejemplo, ése simpático vecino que muchas mañanas me señalaba un lugar dónde aparcar mi coche en nuestra atestada calle, no volveré a verlo. Tampoco podré ya saludar a algunos amigos (porque han muerto) y a sus parejas, bailando un pasodoble en el Ninot, o en el Golden de Gran Vía los sábados por la noche..
No, ya no volveré a ver a Pablo sudando la gota gorda en la pista de baile, meneádose al ritmo de un merengue, ni a Esteban y Guadalupe, bien agarraditos y compenetrados, marcándose un tango, que tan bien lo hacían; desgraciadamente el virus se los llevó por delante..
Ignoro a cuántos más me tocará echar de menos. Esto no ha hecho más que empezar. Sólo una cosa tengo clara, miedo me da retomar la normalidad y volver a nuestras salas de fiestas. Es ahí, cuando empiece a mirar a un lado y a otro y los vea vacíos, cuando seré verdaderamente consciente de la tragedia, mi tragedia..
Joaquin



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