martes, 13 de octubre de 2020

La terrible decisión de Rosa

                                                                                     



Sobre las cumbres

hay paz,

en las copas de los arboles

apenas puedes

percibir un aliento,

los pájaros han enmudecido.

Espera, pronto

descansarás tú también.

--Goethe--



Rosa se incorporó de la cama y echó un vistazo al despertador: las seis y cuarto de la mañana indicaban las manecillas. ¡Dios mío, ha estado toda la noche sin pegar ojo dando vueltas y más vueltas!. Y lo que es peor, así lleva semanas. A ratos cree volverse loca...

Desde el divorcio y hace ya tres meses de eso, Rosa no ha sido capaz de olvidarlo. Ella deseaba la separación tanto como él porque la convivencia se había vuelto imposible, pero lo cierto es que no estaba preparada para estar sin él y lo demuestra claramente la tristeza que le acompaña y sus pocas ganas de vivir

Las noches sin dormir le están pasando factura; cada vez se ve peor. Apenas come nada. Incluso la leve depresión que le diagnosticó el psicólogo de la Seguridad Social se está quedando corta para lo que de verdad sufre.

Todo se le hace eterno. Hay momentos en los que no le importaría morir para no seguir así. Su hijo la mantiene en pie. Si pudiera despedirse de él, darle un abrazo al dejarlo en el cole, después volver a casa, echarse en la cama y no despertar jamás ¡Ojalá fuera así de fácil!., pero él no se lo perdonaría nunca!. Un hijo tiene que tener siempre a su madre al lado..

Desde que volvió de Jaén, donde antaño fueron tan felices, no ha vuelto a ver su marido. El juez se hizo cargo de su amor de madre y el niño se quedó con ella.. De otra manera no lo hubiera soportado ni dos días.. 

Aquí en Murcia donde nació y creció, y donde ahora ha vuelto a vivir con su madre, que se esfuerza la pobre en ayudarle lo que puede, todo el mundo la conoce, todo el mundo la saluda, y le pregunta, pero nadie sabe de su sufrimiento, nadie conoce su pena. ¡Ay!, si la miraran fijamente a los ojos verían en ellos una tristeza infinita.

Son las siete y media de la mañana ya y ha amanecido. Un luminoso rayo de luz entra por la ventana de la habitación de este décimo piso del enorme bloque de viviendas donde vive con su madre y su hijo, y le turba los ojos. . 

Los minutos siguen pasando y su torturada mente se agita sin control. Una especie de embotamiento mental le domina. Su corazón vuela descontrolado. Ya casi no es racional su pensamiento!. Se le hace muy cuesta arriba volver a pisar la calle otro día más, disimular otro día más, sonreír sin ganas, decirle a su madre que está bien que no pasa nada...

El sonido del despertador le saca de sus tétricos pensamientos. Las ocho. ¡No puede más! ¡El mundo se le viene encima!.. De repente una idea macabra le pasa por la mente ¿Y si terminara con todo de una vez? ¿Y si deja de sufrir para siempre?..

Trastornada y con ésa idea fija en la cabeza se levanta de la cama. De repente ha visto la solución a sus males. Mira a su hijo que duerme a su lado y lo coge en sus brazos. El niño llora. Algo debe notar en los ojos de su madre que no es normal. Lo aprisiona entre sus brazos hasta casi hacerle daño. Se coloca junto a la puerta de la terraza. Aún no es tarde para rectificar, pero.. ¡No, no hay vuelta atrás! ¡Lo tiene claro! ¡Lo tiene que hacer!..

Abre la puerta de la terraza y sale al exterior. Una suave brisa procedente del cercano Mediterráneo le refresca la cara, pero no lo suficiente como para hacerle cambiar de idea. Aprieta su cara con la de su hijo empapándola con sus lágrimas. Lo abraza aún más fuerte sin oír ya su desconsolado llanto.. Y se lanzan al vacío..

.

Posdata..

Desde hace tres años justos, los restos de Rosa y de su hijo reposan en paz en el cementerio de Nuestro Padre Jesús de Murcia. Si acaso, la madre de Rosa aún llora sin consuelo por ellos.. El padre del niño desde lejos, en Jaén, tampoco olvida...

Joaquín


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