Tu sabes que jamás suplico nada,
y me sabes cautivo de tus huellas,
que vivo en la región de tu mirada,
y comparto contigo las estrellas.
--J. A. Buesa--
Mateo Márquez, fuentecanteño de pro, oficiaba de calero en un horno en la Fontanilla. Y allí estaba el hombre aquella tarde, en sus quehaceres, trabajando duro en su oficio. De pronto oye voces que le avisan con urgencia. Le gritan:
---¡¡Mateo, ve corriendo a tu casa que tu hija está grave!! ¡¡Ha habido un derrumbe en tu casa!!..
¡Dios, mío, al pobre Mateo le faltó tiempo para salir corriendo hacia su casa en la calle Olmo!. Cuando llegó ya era tarde, su hija, Josefita Márquez, de apenas ocho años, había muerto en brazos de su madre, la habían rescatado gravísima de entre los escombros.
Ni os cuento la pena del matrimonio, Josefita era la más pequeña de sus siete hijos. De poco sirvieron los apoyos de los familiares y vecinos, el desconsuelo era insufrible. Enseguida se llevaron el cuerpecito de Josefita al Hospital de la Sangre, (donde ahora está la Plaza de Abastos) para hacerle la autopsia.
A la tarde siguiente una numerosa comitiva de gente subió por la calle Calzadilla (actual calle San Juan) acompañando al pequeño féretro camino del cementerio de San Juan, donde fue enterrada la niña Josefita Márquez. Ningún vecino faltó al sepelio; la familia era muy querida en el barrio.
Por cierto, esta historia es verídica, pasó en septiembre de 1861 (hace 162 años) en Fuente de Cantos.
En fin.
Joaquín
Ermita y antiguo cementerio de San Juan, donde fue enterrada Josefita
No hay comentarios:
Publicar un comentario