¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime mujer, cuando el amor se olvida
¿Sabes tú dónde va?
--Bécquer--
Decidme: ¿Qué sabéis de la eproctofilia?
Perdonadme, pero hoy me he levantado insolente y os voy a dar la mañana; esa cosa tan rara llamada eproctofilia es una parafilia (desviación sexual) que padecen algunos y que consiste en sentir un placer inmenso, incluso orgasmos, oliendo pedos. Apuesto que habéis sonreído.😆😆😆
Normalmente este tipo de regusto
sexual lo tienen hombres heterosexuales que buscan mujeres
pedorras, en el más estricto sentido literal de la palabra.
Sienten un placer inmenso oyendo u oliendo los pedos de una mujer
acurrucados bajo cálidas sábanas..
Creéroslo, algunos
hombres no se excitan si su pareja no le suelta unas cuantas
flatulencias en la cara.
El origen de esa obsesión sexual puede estar en traumas infantiles.. Expertos en la materia relacionan la eproctofilia con la coprofilia, otro fetiche sexual a la hora de practicar sexo.. Si leéis algo del Marqués de Sade, saldréis de dudas en cuanto a las parafilias más pervertidas..
Según la Wikipedia, la primera vez que se escribe sobre el pedo fue en 1632, y se le definía como una ventosidad que se expele del vientre por el ano.
Por cierto, una persona adulta normal y sin problemas estomacales se suele tirar unos 14 pedos al día (sin que se entere nadie, claro).
Así que ya sabéis, ese tipo tan arregladito y circunspecto que veis de vez en cuando en algún despacho u oficina, o esa mujer emperifollada y de cutis delicado que vemos en las peluquerías caras de señoras, también suelen expulsar, en secreto y en la intimidad, su buena tanda de flatulencias.
Hace ya tiempo un sastre inglés inventó un tipo de ropa interior a prueba de pedos. La parte de los calzoncillos que daba al orificio anal estaba especialmente diseñada con unos filtros que insonorizaba el ruido e impedía salir los gases al exterior. Pero no debió tener mucho éxito, porque no se ha vuelto a saber nada del asunto..
Esto pasa porque, teniendo en cuenta lo que disfrutan algunos cafres haciendo
partícipes a los de su alrededor de la traca y del fétido olor de
sus pedos, no me extraña lo del fracaso del invento..
En fin, lo dicho, perdonad mi insolencia y falta de pudor. Reconozco que me he expuesto a perder la poca credibilidad que me quedaba.😞😞😞
Joaquín
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