miércoles, 11 de marzo de 2020

Cuando ruge la marabunta..




Amiga..
No soy digno de que te esfuerces en quererme.
Te quiero tanto que por nada del mundo
te obligaría a tomar decisiones que tú no quieras.
Sólo una palabra, un gesto tuyo me bastaría
para seguir intentando enamorarte;
o irme con la música a otra parte.
--Joaquín--


Créanme, nunca pensé que en España llegaríamos a ver lo que ayer presencié por primera vez. Supongo que el Apocalipsis empezará así el día en el que se deje caer por estos lares. Pasmado quedé al ver al Mercadona de mi barrio literalmente saqueado de mercancías. Interminables colas tempraneras de gente ansiosa y desesperada porque temían un desabastecimiento general de alimentos se agolpaban ante las puertas aun cerradas de éste súper de moda.. Ignoro si a estas alturas de la mañana de hoy aún persiste el asalto inmisericorde a las estanterías. Sepan que yo no pienso contribuir absolutamente nada a este espanto..
Conste que de momento somos los de Madrid y alrededores los que estamos inmersos en esta especie de hecatombe vírica y timorata, pero no canten victoria ni se crean más guapos que nadie, que más pronto que tarde esta pandemia de virus reales y miedos infundados se generalizará por todo el país, aunque en Madrid por ser una macro-aglomeración colosal de gente sea más difícil su control..
Parece mentira, pero sorprende cómo en un santiamén todo se ha vuelto horrible y excepcional. Ya no cuenta lo habitual y cotidiano: nuestras salidas, nuestras reuniones, nuestros bailes, nuestros paseos por los abarrotados centros comerciales de las afueras, nuestras cenas sabatinas. Ahora cualquiera es sospechoso de portar el virus; todos desconfiamos de todos y nadie se atreve a respirar cerca de nadie; créanse si les digo que lo veo en una película de ciencia ficción y pensaría que los guionistas exageraban..
Y yo que pensaba que estas cosas sólo se veían en la Venezuela de Maduro; que sólo allí y zonas parecidas era tercer mundo puro y duro y resulta que aquí mismo, en el centro y cogollo de España y dentro de la misma Europa, ha bastado una pequeña epidemia no más grave que la gripe común con su consabido peaje de muertos con patologías previas, para que todos nos volvamos locos. Miedo me da, porque si en esto, que no deja de ser un duro invierno de contagios y persistente gripe aunque desconocida, nos comportamos así, ¿qué será de nosotros si fuese algo mucho más mortal? ¿Nos comeríamos unos a otros? ¿Nos patearíamos por conseguir alimentos? ¿Nos mataríamos por quitarle algo de valor al prójimo? ¿Saquearíamos tiendas a lo bestia como hicieron en Nueva York la noche del gran apagón?.. En fin, pánico me da. Evidentemente aún tenemos dentro de nosotros mismos ese animal salvaje al que nunca domesticaremos del todo....
No se cómo evolucionará éste virus de marras en los próximos días y semanas, pero lo que sí está consiguiendo ya, además de los consabidos problemas sanitarios y de salud en algunos, es demostrarnos que los españoles somos tan gualdrapas e incívicos como siempre, y que a las primeras de cambio corremos como conejos ante cualquier situación un poco peliaguda. Menudo ejemplo damos al mundo.. Lo siento..
Joaquín

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