¿Recuerdas que querías ser una Margarita
Gautier?.. Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cuando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá.
Tus labios escarlata de púrpura maldita
sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
<Si... no... si...no> ¡y sabías que te adoraba ya!
Después ¡oh flor de histeria! llorabas y reías;
tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas, eran mías.
Y en una tarde triste de los más dulces días,
la Muerte, la celosa, por ver si me querías,
¡como a una margarita de amor, de deshojó!
(Rubén Darío)
Si
algo debe irritar especialmente (a los familiares, porque uno no se va a enterar) es morirte por un golpe de mala
suerte, o a causa de alguna pequeña negligencia, incluso
insignificante negligencia. Supongo que debe dar una impotencia atroz..
Millones de personas habrán habido en el mundo que se han ido al más allá por culpa de chorradas, por tonterías. Y muchas otras se irán por lo mismo
en el futuro. Pero, claro, tenemos constancia de muertes extrañas, cuando no curiosas, sólo de tipos importantes y famosos, del resto
de la gente, por desgracia, la noticia se queda sólo para sus allegados..
Uno
de los que más mala suerte tuvo para morir fue el famoso autor de
tragedias Esquilo.
Éste dramaturgo griego vivió en Atenas sobre el siglo V a.c.
Escribió entre otras obras las Replicantes o la Orestiada (aún se
representan en teatros de todo el mundo). Esquilo visitó el oráculo
que le vaticinó que moriría aplastado por una casa. El hombre,
preocupado porque se cumpliera la terrible profecía que pendía
sobre su cabeza, se fue a vivir al campo, con tan mala suerte de que
no mucho después un caparazón de tortuga que llevaba en el pico un
águila se desprendió desde las alturas y fue a caerle justamente en
su cabeza; murió al instante. Quizás sería acertado que cuando
creamos tener mala suerte pensemos en Esquilo..
Y
qué me dicen del Papa Adriano
IV,
(ocupó el Solio
del Vaticano en el siglo XII). Este hombre ha sido el único Papa de
la historia de nacionalidad inglesa. Un día de verano volvía a su
palacio después de pronunciar un acalorado discurso en contra del
emperador Federico I Barbarroja, incluso le había amenazado de
excomunión. Como tenia sed, paró a beber agua de una fuente cercana
que encontró en su camino, con tan mala suerte que una mosca entró
en su garganta y se le quedó alojada. Los médicos que fueron
llamados enseguida para atenderle nada pudieron hacer por salvarle la
vida; murió asfixiado.
Otro
que tampoco tuvo suerte a la hora de morir fue el gran astrónomo
danés Tycho
Brahe (siglo
XVI)
Está considerado uno de más eminentes científicos de la historia.
Observó infinidad de estrellas nuevas en el cosmos y elaboró la
tabla astronómica más completa hasta entonces sobre el cielo. Fue
también Astrónomo Real de numerosas monarquías europeas. Bien,
pues este sabio murió de una manera estúpida. Invitado a una cena
de gala por gente importante de la nobleza, por no ser descortés con
los invitados no quiso levantarse en toda la velada a orinar, y eso
que llevaba horas meándose. Habían comido y bebido mucho durante
toda la noche y estaba a reventar. Tanto aguantó, el tío, que
cuando terminó el banquete tenia la vejiga destrozada. Falleció dos
días después de una insuficiencia renal, claro.
Son
muchos los personajes que han muerto de la manera más estúpida y no hay
espacio para contar sus historias. Ahí van unos cuantos más... Conocido es que
Isadora
Duncan,
la gran bailarina norteamericana murió estrangulada. Su bufanda se
le enganchó en la rueda del coche al subir en él.
Y más.., el arquitecto catalán Gaudí, que tanto hizo por Barcelona, lo atropelló un tranvía. A Jean Baptiste Lully, considerado uno de los mejores compositores franceses de todos los tiempos, se le cayó en el pie la batuta de hierro mientras dirigía la orquesta. Ni que decir tiene, que se le infectó la pequeña herida que se hizo y murió de gangrena.
Y qué me dicen de la absurda muerte del Premio Nobel de literatura francés Albert Camus, que murió atropellado en su bicicleta. El caso es que apenas dos días antes de su fallecimiento calificó el accidente de trafico del ciclista Fausto Coppi, como “la manera más idiota de morir”..
En fin.. No soy supersticioso, pero nunca sabemos dónde la tiene uno. Toquemos madera..
Y más.., el arquitecto catalán Gaudí, que tanto hizo por Barcelona, lo atropelló un tranvía. A Jean Baptiste Lully, considerado uno de los mejores compositores franceses de todos los tiempos, se le cayó en el pie la batuta de hierro mientras dirigía la orquesta. Ni que decir tiene, que se le infectó la pequeña herida que se hizo y murió de gangrena.
Y qué me dicen de la absurda muerte del Premio Nobel de literatura francés Albert Camus, que murió atropellado en su bicicleta. El caso es que apenas dos días antes de su fallecimiento calificó el accidente de trafico del ciclista Fausto Coppi, como “la manera más idiota de morir”..
En fin.. No soy supersticioso, pero nunca sabemos dónde la tiene uno. Toquemos madera..
Joaquin Yerga
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