Amiga..
Lo que es la vida;
tú y yo que nos quisimos tanto,
disimulamos ahora
en secreto nuestro pasado.
Nosotros, tan
prudentes delante de la gente,
fuimos volcanes en
erupción en otro tiempo.
¡Ay, si supieran
las veces que amaneciste
en mis brazos!
¡Si entendieran
la necesidad que tenía
de tus besos!
Pero aparentemos
discreción. Qué saben ellos..
.. Joaquín--
Como suele pasar
siempre (aunque ahora con fundadas razones) los españoles nos hemos
convertido de la noche a la mañana en expertos virólogos. Ya todos
lo sabemos todo de los dichosos bichitos estos. ¡Ojo, que a nadie
se le ocurra dar algún consejo al vecino o pariente porque enseguida nos
replicarían ellos con otro más reciente!..
Lo último que
sabemos es que la cosa va más (pero a lo bestia) como ya
pronosticaban algunos expertos. Esto es muy infeccioso y hagamos lo
que hagamos lo pillamos. Decía el Premio Novel de Medicina Peter
Medawar, que un virus es “una mala noticia envuelta en
proteína”. Pero aunque no lo crean no todos los virus son
tan dañinos como este tipejo enano que entró sin papeles en Europa
y al que llamamos coronavirus; los hay más inofensivos..
Ahora que estamos
infectados de aburrimiento, además de insalubridad, supongo que no
pocos miramos e indagamos en las historias de estos bichos; más que
nada por rabiosa actualidad y como medio de saber para curar y
prevenir. Y miren lo he leído hoy, que tengo tiempo y ganas..
Los virus resultan un
tanto extraños: no están del todo vivos pero tampoco están
muertos. Fuera de las células vivas de nuestro cuerpo son simples
objetos inertes. No comen, ni respiran, ni hacen prácticamente otra
cosa. No tienen medio de locomoción. Para desplazarse no se
propulsan por su cuenta: hacen autoestop. ¡Si, como lo oyen!
Tenemos que pasar nosotros a recogerlos de las manijas de puertas,
apretones de manos, o arrastrarlos a nuestro interior con el aire que
respiramos. La mayor parte del tiempo están tan inertes como una
mota de polvo. ¡Pero miren qué tíos! Métanlos en una célula viva y los verán florecer de manera exuberante y reproduciéndose
tan furiosamente como si no hubiera un mañana!.
Los virus son
pequeños pero matones. El virus del herpes, por
ejemplo, infecta a todo bicho viviente, incluidas las ostras;
lleva viviendo entre nosotros cientos de millones de años. Y fíjense
si son renacuajos que si infláramos uno hasta el tamaño de una
pelota de tenis, un ser humano a su misma escala debería ser de alto
800 kilómetros. De todas maneras, de los cientos de miles de clases
diferentes de virus que existen, según estimaciones, sólo se
conocen 580 especies que infectan a los mamíferos y de ellos saltan
a los humanos unos 260, entre ellos el temido coronavirus de
marras que lo hizo allá en la Cochinchina..
Uno de los virus más
extraños es el del resfriado, pero parece ser que en esta
leve enfermedad intervienen varios virus, entre ellos los famosos
rinuvirus. Por
cierto, si bien es verdad que se sufre más en invierno, esto seria
sólo porque en esta época permanecemos más tiempo en lugares
cerrados y estamos más expuestos a fugas y exhalaciones microbianas,
no por otra cosa..
Y vean si son
contagiosos los virus (por el tacto más que por otra cosa) que una
vez hicieron una prueba en Inglaterra. --Esparcieron un poco de mocos infectados con virus en el pomo de la puerta de
entrada a un edificio, y en cuatro horas aparecían ya en todas las
puertas, manillas, escaleras e interior de los domicilios de todo el
bloque--. Y es que los humanos nos tocamos la cara y la boca unas
catorce veces cada hora. Ahora lo estamos comprobando con el coronabicho este..
En fin, paciencia, y
aunque ya sabemos que mal de muchos no es consuelo de pocos, debemos
ser conscientes de que igual que nosotros está medio mundo.. Y lo
que te rondaré, morena..
Joaquín
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