martes, 17 de marzo de 2020

Desde mi trinchera..




Amiga..
Lo que es la vida; tú y yo que nos quisimos tanto,
disimulamos ahora en secreto nuestro pasado.
Nosotros, tan prudentes delante de la gente,
fuimos volcanes en erupción en otro tiempo.
¡Ay, si supieran las veces que amaneciste 
en mis brazos!
¡Si entendieran la necesidad que tenía 
de tus besos!
Pero aparentemos discreción. Qué saben ellos..
.. Joaquín--

Como suele pasar siempre (aunque ahora con fundadas razones) los españoles nos hemos convertido de la noche a la mañana en expertos virólogos. Ya todos lo sabemos todo de los dichosos bichitos estos. ¡Ojo, que a nadie se le ocurra dar algún consejo al vecino o pariente porque enseguida nos replicarían ellos con otro más reciente!..
Lo último que sabemos es que la cosa va más (pero a lo bestia) como ya pronosticaban algunos expertos. Esto es muy infeccioso y hagamos lo que hagamos lo pillamos. Decía el Premio Novel de Medicina Peter Medawar, que un virus es “una mala noticia envuelta en proteína”. Pero aunque no lo crean no todos los virus son tan dañinos como este tipejo enano que entró sin papeles en Europa y al que llamamos coronavirus; los hay más inofensivos..
Ahora que estamos infectados de aburrimiento, además de insalubridad, supongo que no pocos miramos e indagamos en las historias de estos bichos; más que nada por rabiosa actualidad y como medio de saber para curar y prevenir. Y miren lo he leído hoy, que tengo tiempo y ganas..
Los virus resultan un tanto extraños: no están del todo vivos pero tampoco están muertos. Fuera de las células vivas de nuestro cuerpo son simples objetos inertes. No comen, ni respiran, ni hacen prácticamente otra cosa. No tienen medio de locomoción. Para desplazarse no se propulsan por su cuenta: hacen autoestop. ¡Si, como lo oyen! Tenemos que pasar nosotros a recogerlos de las manijas de puertas, apretones de manos, o arrastrarlos a nuestro interior con el aire que respiramos. La mayor parte del tiempo están tan inertes como una mota de polvo. ¡Pero miren qué tíos! Métanlos en una célula viva y los verán florecer de manera exuberante y reproduciéndose tan furiosamente como si no hubiera un mañana!.
Los virus son pequeños pero matones. El virus del herpes, por ejemplo, infecta a todo bicho viviente, incluidas las ostras; lleva viviendo entre nosotros cientos de millones de años. Y fíjense si son renacuajos que si infláramos uno hasta el tamaño de una pelota de tenis, un ser humano a su misma escala debería ser de alto 800 kilómetros. De todas maneras, de los cientos de miles de clases diferentes de virus que existen, según estimaciones, sólo se conocen 580 especies que infectan a los mamíferos y de ellos saltan a los humanos unos 260, entre ellos el temido coronavirus de marras que lo hizo allá en la Cochinchina..
Uno de los virus más extraños es el del resfriado, pero parece ser que en esta leve enfermedad intervienen varios virus, entre ellos los famosos rinuvirus. Por cierto, si bien es verdad que se sufre más en invierno, esto seria sólo porque en esta época permanecemos más tiempo en lugares cerrados y estamos más expuestos a fugas y exhalaciones microbianas, no por otra cosa..
Y vean si son contagiosos los virus (por el tacto más que por otra cosa) que una vez hicieron una prueba en Inglaterra. --Esparcieron un poco de mocos infectados con virus en el pomo de la puerta de entrada a un edificio, y en cuatro horas aparecían ya en todas las puertas, manillas, escaleras e interior de los domicilios de todo el bloque--. Y es que los humanos nos tocamos la cara y la boca unas catorce veces cada hora. Ahora lo estamos comprobando con el coronabicho este..
En fin, paciencia, y aunque ya sabemos que mal de muchos no es consuelo de pocos, debemos ser conscientes de que igual que nosotros está medio mundo.. Y lo que te rondaré, morena..
Joaquín

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