viernes, 20 de marzo de 2020

Daños colaterales..



Amiga..
Comprendo tu amargura.
Pero deberías quejarte menos de tu suerte.
Tuviste oportunidades y no escogiste precisamente la mejor.
Así es la vida.
Puedes alegar que eras muy joven, que no sabías.
Eso es verdad.
Pero eso no te exime del duro precio a pagar.
Yo ya aboné el mio por tu desidia. Y fue caro, te lo aseguro..
--Joaquín--


Siendo la parte menos dolorosa de todo este maldito asunto, estoy seguro que, al igual que yo, ya han pensado en la cantidad de cosas que nos estamos perdiendo con el confinamiento casero. Me estaba acordando, ya que ayer fue el Día del Padre, de la enorme cantidad de festejos que NO vamos a catar este año. Sin ir más lejos, los cumpleaños, las onomásticas o los aniversarios, sin contar las fiestas generales como la Semana Santa. Porque tres semanas (que es lo que apunta la reclusión) dan para mucho..
Yo, por ejemplo, ya doy por perdido unos cuantos cumpleaños familiares y algún aniversario que otro. Claro, que también tiene algunas cosas buenas, como el no tener que rascarse el bolsillo para los regalos; ahora que las faltriqueras se van a quedar en los huesos. ¡Y pensar que un día como el de ayer de cualquier otro año estarían los restaurantes llenos a rebosar de familias enteras celebrando lo del padre, o las tiendas haciendo su agosto con los regalos!. En fin, ahora nos damos cuenta de cuán frágiles somos y de las cosas que verdaderamente importan de verdad. Quizás todo esto nos sirva para suavizar un poco soberbias y sacar mejor provecho de la vida.
Pero una cosa está clara, unos países con más acierto en la lucha contra esta lacra, como Corea o China y otros con menos, como Italia y España, el asunto es que todo el mundo está pringado en esto, y es la primera vez que ocurre en la historia del planeta. Lo que nos esta pasando lo podíamos catalogar como la Primera Pandemia Mundial. Es como la Primera Guerra Mundial, pero sin armas, sin bandos, con mascarilla y con un único y potente enemigo, el coronavirus, desplegado, por cierto, en múltiples divisiones aéreas y terrestres..
Ganaremos al virus porque hemos prosperado mucho y tenemos a miles de científicos del mundo entero dedicados en cuerpo y alma a combatirlo, pero va a dejar secuelas. Una buena: una complicidad inédita y necesaria entre todos los habitantes de este dolido mundo perjudicados por un mismo feroz enemigo. Y otra mala: un montón de muertos y una fragilidad manifiesta e inesperada de unos individuos que ya nos creíamos infalibles.
Y miren cómo en un santiamén cambia nuestro orden de prioridades. A medida que la cosa se va poniendo fea perdemos interés por cosas que antes nos parecían imprescindibles, por ejemplo el fútbol, la política, los hobbies y hasta el dinero. Sí, hasta el dinero. Apuesto que muchos hemos perdido alguno con el pepinazo de la bolsa. Bien, pues cualquier contratiempo en estas cosas por separado nos hubiera supuesto un gran disgusto hace una semana; sin embargo estos días ni nos importa. Sólo la salud y el bienestar de los nuestros merece nuestra exclusiva atención.. 
Lo dicho, esto es como una guerra total, un sálvese quién pueda y nada más; sólo cuenta sobrevivir.. Ya vendrá tiempos mejores..
Joaquín

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