Sólo sé que en un día de verano,
al verla sonreír con embeleso,
mi mano fría se llegó a su mano
y mi boca a su boca... y hubo un beso.
Sólo sé que en su rostro yo miraba
de frescas rosas el purpúreo lecho,
y sé que el corazón me palpitaba
y quería salírseme del pecho.
--Rubén Darío--
Desde mayo de 1808 hasta mediados de 1814, España fue invadida por las tropas francesas. Fuente de Cantos no se iba a librar, así que también sufrimos el saqueo de las tropas napoleónicas.
En nuestro término municipal tuvieron lugar algunas importantes batallas.
En los primeros días de mayo de 1808, en cuanto llegan al pueblo las primeras noticias de la invasión francesa, los fuentecanteños se preparan para lo peor, ocultando todos aquellos objetos de valor que pudieran poseer. La Iglesia Parroquial hace lo mismo y las monjas del Convento del Carmen, poseedoras de un gran patrimonio artístico, se apresuran a emparedarlos, aprovechando principalmente los huecos de las escaleras, para salvarlos de la «rapiña napoleónica» que se les venía encima.
En enero de 1810 llegan los franceses al pueblo desde Sevilla. El general Mortier ocupa Fuente de Cantos.. ¿Os imagináis qué horror? Estos tipos venían sedientos de sangre.. El vecindario se dispersa por los pueblos de alrededor, las monjas del convento huyen despavoridas, temen ser violadas, y los franceses saquean el convento.
En los primeros meses de ese año se produce en el pueblo la muerte de algunos soldados, y en mayo de 1810, las tropas extremeñas, capitaneadas por LaCarrera y O’Donnell son derrotados por el francés Reynier y la ciudad de Badajoz es ocupada.
Tras el desastre de Badajoz, en enero de 1811, los franceses vuelven a saquear Fuente de Cantos, y prenden fuego a parte del Convento de Carmelitas. Las monjas, ausentes, tardarían todavía en volver varios meses. No lo hicieron hasta el 8 de Septiembre de ese mismo año. Les aguardaba la ardua tarea de la reconstrucción.
Nada ha llegado hasta nosotros de la suerte que corrieron los otros conventos que existían en la localidad: el de las Madres Concepcionistas de la calle Olmo, y el de los Padres Franciscanos del convento de San Diego, pero imaginároslo.
Fruto de ésta ocupación y de los enfrentamientos, hay que cumplir otra vez con la tarea de dar sepultura a los muertos, son muchos, y son enterrados en el jardín del Hospital de la Sangre (plaza de abastos). Si un día hubiera que agujerear la zona nos encontraríamos ahí de todo.
Y por fin, el mes de septiembre de 1812 expulsamos a los franceses de Fuente de Cantos y de toda Extremadura, en donde no quedó ni un francés. Por cierto, todo esto es una deferencia de José Lamilla, extremadamente resumida por mi..
En fin, mañana más.
Joaquín
calle Arias Montano
Calderón de la Barca esquina San Benito
calle Guadalcanal (antigua calleja Carloto)
calle San Quintín esquina Arias Montano
Plaza del Sol, al fondo San Marcos
calle Huertas
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