Tú que sabes del amor y con los dos hablas,
no le digas nada de mi sufrimiento.
Sé que te incomoda mi dolor y le suplicarás que vuelva
conmigo, que no puedo más.
Comprendo tu ansias de ayudar, has visto la ruina de
un hombre herido, pero no puedo pedirle más,
ya me arrastré por el fango de su indiferencia.
Ahora lameré mis heridas lentamente, en el tiempo,
mientras espero el milagro del olvido..
--Joaquín--
El clero fuentecanteño siempre ha podido presumir de su alta alcurnia y poder, pues ya desde el siglo XVIII acaparaba los principales cargos de la Orden de Santiago en Extremadura. ¿queréis unos ejemplos? Pues, D. José Casquete de Prado era el obispo-prior de San Marcos de León, su hermano D. Joaquín era el provisor de Llerena, y D. José María Caro Guerrero el administrador general. Sus nombres aparecen con frecuencia en los autos judiciales y escrituras notariales de este año.
Entre veinte y treinta clérigos vivian en nuestro pueblo por término medio, pero en ésta cifra no se incluye la población conventual, es decir, los frailes del convento franciscano de San Diego, las monjas franciscanas concepcionistas y las monjas carmelitas. De haber sido contabilizados, la población eclesiástica de la villa posiblemente se hubiera aproximado al centenar de miembros.
Por cierto, los curas y presbíteros no sólo eran el poder espiritual de la villa, sino también el económico. Sus nombres aparecen repetidamente en las escrituras notariales y administrativas. Figuran como labradores, propietarios de casas y solares e incluso como banqueros.
Si si, los curas en otras épocas podían ocuparse de negocios tan inverosímiles como la posesión de billares. Sin ir más lejos, el cura, D. Manuel Álvarez regentaba en 1830 un billar en Fuente de Cantos.
También los mejores mecenas de obras de arte eran curas: el presbítero D. Juan José Fernández, mayordomo de la Hermosa por nombramiento del municipio, reconoce en su testamento haber costeado la imagen y retablo de San Juan Nepomuceno en la iglesia de las carmelitas, y le dona a la imagen de la Hermosa una cadena y un rosario de oro para que los luciera en las festividades.
En fin, qué tiempos, y qué curas..
Joaquín..
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