Y en las
interminables tardes del estío
o en las mañanas lluviosas del
otoño
añoraré los
besos que no me diste.
Y cuando la profusión de amapolas
anuncie otra florida
primavera,
lloraré las risas que me perdí.
Amiga, en mi lóbrego
invierno,
de escarchas y
apatías,
me aliviaré en
tus recuerdos
como amparo a mi
tristeza.
Ellos serán el
antídoto
de mi dolor..
--Joaquín--
Si lanzas una moneda
al aires puede salir cara o cruz. Hay un cincuenta por ciento de
posibilidades de ambas cosas, a no ser que la moneda esté trucada.
Así pues, en realidad da igual que lado creas que saldrá, pues cada
vez que lances la moneda habrá las mismas posibilidades de que salga
una u otra cosa. Pero, enlazando con estas posibilidades y hablando
de todo un poco, si no estás seguro que Dios exista, ¿qué deberías
hacer? ¿Lanzas la moneda al aire y a ver qué pasa? ¿Deberías
arriesgarte y vivir como si Dios no existiera? ¿O sería más
racional actuar como si Dios existiera aunque las probabilidades sean
escasas?..
Suponiendo que no
estés seguro de la existencia de Dios, hay dos opciones.
Puedes elegir vivir como si Dios definitivamente no existiera.
Si tienes razón habrás vivido sin ninguna ilusión acerca de una
posible vida después de la muerte y, por lo tanto, también habrás
evitado atormentarte pensando en la posibilidad de que hayas pecado
demasiado para ir al cielo.. Tampoco habrás perdido tiempo en la
iglesia rezando a un ser inexistente.. Pero este enfoque, sin
embargo, supone un gran riesgo. Si no crees en Dios, pero finalmente
resulta que este existe, no sólo puedes perder tu oportunidad de
dicha celestial, sino que puedes que acabes en el infierno, donde te
torturarán toda la eternidad.. Este es el peor resultado para
cualquiera..
La otra posibilidad
es vivir como si Dios
existiera. Puedes rezar, ir a misa, leer la Biblia. Si resulta que
Dios existe ganas el cielo. Si eliges esta opción, pero resulta que
Dios no existe, no habrás hecho ningún sacrificio importante, un
pequeño esfuerzo pero nada más.. En resumidas cuentas, si eliges
creer en Dios saldrás ganando si, o sí porque, si existe
mejor para ti y sí no existe poco has perdido.. O sea que si ganas
lo ganas todo y si pierdes pierdes poco.. Conste que estas ideas no
las propongo yo, lo decía Blaise Pascal, el famoso filósofo
francés del siglo XVII.. Perdóneme, estoy ahora de filósofos...
Para Pascal,
(un católico devoto, pero muy pesimista) si eres un jugador racional
y analizas las probabilidades te darás cuenta de que debes apostar
por la existencia de Dios, incluso si, como sucede al lanzar
una moneda al aire, sólo hay un pequeño porcentaje de posibilidades
de que aciertes. El premio potencial es infinito, y la pérdida
potencial escasa..
Pero, ¿qué sucede
si ves la lógica de todo esto pero aun así tu corazón sigue sin
sentir que Dios exista? .. Es realmente difícil convencerse de algo
que sospecha que no existe. ¿Como se las arregla para tener fe el
incrédulo que duda de la existencia de Dios?... Pascal tenia
una respuesta a este problema. Una vez que te has dado cuenta de que
creer en Dios es beneficioso a tus intereses, necesitas
encontrar una forma de convencerte de que Dios existe y tener, más o
menos, fe. Lo que deberías hacer es imitar a personas que ya creen
en Dios. Ir a la iglesia, santiguarte, rezar de vez en cuando etc.
etc. acabarás con los mismos sentimiento que ellos. Es tu mejor
oportunidad para conseguir la vida eterna y evitar el riesgo de la
condena eterna..
Claro, que todo esto
lo pensaba Pascal en una época diferente a la nuestra.
Entonces era inimaginable no creer en Dios, salvo los intelectuales
muy comprometidos. Supongo que en nuestros días la mayoría de
nosotros apuesta por Dios y hace lo que Pascal sugiere, es
decir, creer, pero sin mucha convicción y sin que le cueste muchos
esfuerzos.. Si hay que ir a misa, a un entierro o a una boda
religiosa, no pasa nada, se va y ya está, total más que nada es por
cumplir con los afectados.. Esto suena a lo que decimos muchos, que
somos católicos no practicantes..
Otro problema que no
nos solventa Pascal es saber qué Dios es el verdadero. ¿Con
cual de ellos debemos cumplir?.. Porque antes era inimaginable, pero
ahora hay un Dios musulmán, y otro protestante, y otro católico, y
otro judío etcétera. Y cada uno de ellos nos pide cosas diferentes
para ser buenos devotos suyos, ¿entonces? Evidentemente cada
individuo se quedará con el de sus padres porque es lo que han
mamado, sin embargo eso no significa que sea el auténtico..
También tenemos la
posibilidad de que cada uno de nosotros tengamos un Dios
propio, que idealicemos uno a nuestro antojo, y eso, perdónenme, es
muy comodón.. Eso significa que vamos a escoger las cosas que nos
interesa de ese Dios particular de cada uno y aborreceremos
las que no nos gusten.. De todas maneras, comodón o no, a eso es a
lo que vamos la mayoría de nosotros, al menos de momento.. Y digo de
momento porque la cuestión está (entre los que ya somos adultos)
que hemos crecido en la religiosidad de nuestros padres y abuelos, y por el contrario, estamos viviendo la relatividad de nuestros tiempos y eso es muy
difícil de conjuntar.. Creemos en Dios porque lo tenemos muy
arraigado, conciencia incluida, pero, visto lo visto, despotricamos
de lo que vemos dentro de la iglesia, dudamos por lo que nos dice la
ciencia y desconfiamos por lo que nos muestra la vida, y así, mucho
me temo, que en un futuro no muy lejano tenga Dios los días
contados...
Joaquín
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