miércoles, 15 de enero de 2020

Yo confieso..





Y en las interminables tardes del estío
o en las mañanas lluviosas del otoño
añoraré los besos que no me diste.
Y cuando la profusión de amapolas 
anuncie otra florida primavera,
lloraré las risas que me perdí.
Amiga, en mi lóbrego invierno,
de escarchas y apatías,
me aliviaré en tus recuerdos
como amparo a mi tristeza.
Ellos serán el antídoto
de mi dolor..
--Joaquín--


Si lanzas una moneda al aires puede salir cara o cruz. Hay un cincuenta por ciento de posibilidades de ambas cosas, a no ser que la moneda esté trucada. Así pues, en realidad da igual que lado creas que saldrá, pues cada vez que lances la moneda habrá las mismas posibilidades de que salga una u otra cosa. Pero, enlazando con estas posibilidades y hablando de todo un poco, si no estás seguro que Dios exista, ¿qué deberías hacer? ¿Lanzas la moneda al aire y a ver qué pasa? ¿Deberías arriesgarte y vivir como si Dios no existiera? ¿O sería más racional actuar como si Dios existiera aunque las probabilidades sean escasas?..
Suponiendo que no estés seguro de la existencia de Dios, hay dos opciones. Puedes elegir vivir como si Dios definitivamente no existiera. Si tienes razón habrás vivido sin ninguna ilusión acerca de una posible vida después de la muerte y, por lo tanto, también habrás evitado atormentarte pensando en la posibilidad de que hayas pecado demasiado para ir al cielo.. Tampoco habrás perdido tiempo en la iglesia rezando a un ser inexistente.. Pero este enfoque, sin embargo, supone un gran riesgo. Si no crees en Dios, pero finalmente resulta que este existe, no sólo puedes perder tu oportunidad de dicha celestial, sino que puedes que acabes en el infierno, donde te torturarán toda la eternidad.. Este es el peor resultado para cualquiera..
La otra posibilidad es vivir como si Dios existiera. Puedes rezar, ir a misa, leer la Biblia. Si resulta que Dios existe ganas el cielo. Si eliges esta opción, pero resulta que Dios no existe, no habrás hecho ningún sacrificio importante, un pequeño esfuerzo pero nada más.. En resumidas cuentas, si eliges creer en Dios saldrás ganando si, o sí porque, si existe mejor para ti y sí no existe poco has perdido.. O sea que si ganas lo ganas todo y si pierdes pierdes poco.. Conste que estas ideas no las propongo yo, lo decía Blaise Pascal, el famoso filósofo francés del siglo XVII.. Perdóneme, estoy ahora de filósofos...
Para Pascal, (un católico devoto, pero muy pesimista) si eres un jugador racional y analizas las probabilidades te darás cuenta de que debes apostar por la existencia de Dios, incluso si, como sucede al lanzar una moneda al aire, sólo hay un pequeño porcentaje de posibilidades de que aciertes. El premio potencial es infinito, y la pérdida potencial escasa..
Pero, ¿qué sucede si ves la lógica de todo esto pero aun así tu corazón sigue sin sentir que Dios exista? .. Es realmente difícil convencerse de algo que sospecha que no existe. ¿Como se las arregla para tener fe el incrédulo que duda de la existencia de Dios?... Pascal tenia una respuesta a este problema. Una vez que te has dado cuenta de que creer en Dios es beneficioso a tus intereses, necesitas encontrar una forma de convencerte de que Dios existe y tener, más o menos, fe. Lo que deberías hacer es imitar a personas que ya creen en Dios. Ir a la iglesia, santiguarte, rezar de vez en cuando etc. etc. acabarás con los mismos sentimiento que ellos. Es tu mejor oportunidad para conseguir la vida eterna y evitar el riesgo de la condena eterna..
Claro, que todo esto lo pensaba Pascal en una época diferente a la nuestra. Entonces era inimaginable no creer en Dios, salvo los intelectuales muy comprometidos. Supongo que en nuestros días la mayoría de nosotros apuesta por Dios y hace lo que Pascal sugiere, es decir, creer, pero sin mucha convicción y sin que le cueste muchos esfuerzos.. Si hay que ir a misa, a un entierro o a una boda religiosa, no pasa nada, se va y ya está, total más que nada es por cumplir con los afectados.. Esto suena a lo que decimos muchos, que somos católicos no practicantes..
Otro problema que no nos solventa Pascal es saber qué Dios es el verdadero. ¿Con cual de ellos debemos cumplir?.. Porque antes era inimaginable, pero ahora hay un Dios musulmán, y otro protestante, y otro católico, y otro judío etcétera. Y cada uno de ellos nos pide cosas diferentes para ser buenos devotos suyos, ¿entonces? Evidentemente cada individuo se quedará con el de sus padres porque es lo que han mamado, sin embargo eso no significa que sea el auténtico..
También tenemos la posibilidad de que cada uno de nosotros tengamos un Dios propio, que idealicemos uno a nuestro antojo, y eso, perdónenme, es muy comodón.. Eso significa que vamos a escoger las cosas que nos interesa de ese Dios particular de cada uno y aborreceremos las que no nos gusten.. De todas maneras, comodón o no, a eso es a lo que vamos la mayoría de nosotros, al menos de momento.. Y digo de momento porque la cuestión está (entre los que ya somos adultos) que hemos crecido en la religiosidad de nuestros padres y abuelos, y por el contrario, estamos viviendo la relatividad de nuestros tiempos y eso es muy difícil de conjuntar.. Creemos en Dios porque lo tenemos muy arraigado, conciencia incluida, pero, visto lo visto, despotricamos de lo que vemos dentro de la iglesia, dudamos por lo que nos dice la ciencia y desconfiamos por lo que nos muestra la vida, y así, mucho me temo, que en un futuro no muy lejano tenga Dios los días contados...
Joaquín



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